Berlinale: «Before Midnight» reúne de nuevo a Hawke y a Delpy

José Luis Losa BERLÍN

CULTURA

Richard Linklater presenta la tercera parte de un trayecto sentimental que comenzó hace 18 años

12 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En 1995, Richard Linklater, Julie Delpy y Ethan Hawke nos emplazaron en Viena, en el breve encuentro amoroso entre dos jóvenes, a un trayecto sentimental que iba a revivificarse 9 años después, cuando Delpy y Hawke se reencuentran en París. Y ahora, con la misma puntualidad, nos invitan al tercer estadio de una relación que es ya patrimonio emocional de una generación. Before Midnight, que cierra la trilogía, se presentó ayer en la Berlinale y recibió el calor que este insólito love in progress despierta. Linklater muestra a sus personajes casados, han tenido gemelas, veranean en Grecia? y cuando el sol se pone practican un opulento juego de esgrima verbal con la inevitable soledad de las parejas, las fricciones, los reproches. Con muy buen criterio, el filme llega hasta ahí. Before Midnight enseña el lado sombrío de la erosión del tiempo, pero lo refrena en unos diálogos brillantísimos, rebosantes de sarcasmo, lucidez, humor. Y ese pimpón de Delpy y Ethan Hawke se respira como deliciosa celebración del cine.

Tener una película rumana en la competición es, desde hace una década, garantía de emociones fuertes y sabias. Child's Pose la dirige el desconocido Cälin Netzer. Pero es lo de menos. La cantera rumana es una Masía inagotable. Aquí hay una tragedia como eje, el atropello mortal de un niño. Y, sin dilación, la madre del conductor (actriz prodigiosa, Luminita Gheorghiu) se erige en epicentro del caudal dramático. Descubrimos que esta madre coraje es detestada por su hijo. Da igual. Sus estrategias para salvarlo de la cárcel ocupan dos horas de cine áureo, sostenido sobre la tensión frenética y extenuante de planos-secuencia con diálogos a corazón abierto. Todo cosido con hilo de plata por su director. La Masía de Bucarest no parece tener fin.

Hay buen cine en La Religieuse, de Guillaume Nicloux. Es una nueva versión de la obra de Denis Diderot que ya llevó al cine Jacques Rivette con Anna Karina. No conviene comparar. Esta nueva adaptación, que recoge el camino de sufrimiento y humillaciones de una joven forzada a entrar en un convento, fluye con corrección como duro proceso del dolor, hacia la liberación. Su actriz, Pauline Ettiene, casi debutante, es una fuente de estimulantes ambigüedades. Paradójicamente, la consagrada Isabelle Huppert es la que desentona al ofrecer, en un papel secundario, un desopilante one-woman-show, de perfil paródico, como madre superiora lesbiana, acosadora infatigable de la novicia. No sé si es homenaje a Entre tinieblas. Pero casi.