Francisco Leiro vuelve a la calle 57

Victoria Toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

CULTURA

Francisco Leiro, ante las obras expuestas en la sala Marlborough.
Francisco Leiro, ante las obras expuestas en la sala Marlborough. v. toro< / span>

El escultor cambadense presenta en Nueva York su primera exposición individual en la ciudad de la Gran Manzana desde el 2003

11 ene 2013 . Actualizado a las 13:57 h.

El escultor Francisco Leiro (Cambados, 1957) inaugura exposición en una de las galerías más importantes de Nueva York, es decir, del mundo, la sala Marlborough de la calle 57. En pleno corazón de Manhattan, a dos pasos de Central Park y de la Quinta Avenida, en el epicentro del mercado del arte y en una noche de enero inusualmente cálida para lo que son los inviernos de la Gran Manzana, las veinte piezas salidas del escoplo del artista gallego se enfrentan a la crítica más dura, la de la ciudad que nunca duerme.

«Nueva York es el gran escaparate -explica el escultor de Cambados a La Voz-. Yo llevo 25 años exponiendo aquí y cada vez que vengo estoy preocupado. Siempre me parece que es la primera vez». Esta es la primera exposición individual del escultor en la ciudad desde el 2003. Y Leiro define lo que significa enfrentarse a Nueva York: «Esta ciudad está siempre renovándose y lo que hayas hecho hace solo cuatro años casi está olvidado».

El de Cambados conoce bien la ciudad porque vivió en ella durante muchos años y aún mantiene su estudio en Tribeca, el barrio bohemio al lado del Soho. Pero desde que dejó Nueva York, hace unos diez años, Leiro reparte su tiempo entre Cambados y Madrid. Precisamente en su estudio de la capital es donde ha dado forma a las esculturas que ahora pueden contemplarse en Manhattan. «El núcleo de la exposición son cuatro figuras de dos metros -explica- y todas ellas son personajes relacionados con el mundo productivo, con el mundo del trabajo, pero que, al mismo tiempo, no hacen nada concreto, están parados en un instante». «Mira esa figura de las máscaras, se está atando un zapato pero es como si de repente descubriera algo, que todos llevamos muchas máscaras distintas», señala.

En la inauguración, las esculturas, llegadas en barco desde España se mezclaban con los invitados, entre ellos los gallegos Cristina Pato, Juan Padrón, Octavio Vázquez, Miguel Saco, Antonio Murado y Antón Reixa.