El «exilio» fiscal de Depardieu reaviva el debate sobre los salarios del cine en Francia

Efe

CULTURA

En plena crisis, los sueldos de las estrellas galas se han convertido en un nuevo ejemplo de excesos alimentados con dinero público

05 ene 2013 . Actualizado a las 18:50 h.

El «exilio» fiscal del actor Gérard Depardieu en Rusia y una intención similar manifestada por Brigitte Bardot agudizó este sábado en Francia el debate mediático sobre los salarios de actores y actrices del cine galo.

A los datos ofrecidos en los últimos días acerca de los sueldos de algunas estrellas del cine francés se unió a revelación de una conversación telefónica mantenida entre Depardieu y el presidente de la República, François Hollande, el pasado 1 de enero.

Aunque los detalles de ese contacto son escasos y hasta se desconoce quién tuvo la iniciativa de llamar, el hecho demuestra hasta qué punto interesa al poder la cuestión de la concesión del pasaporte ruso al actor que encarnó, entre otros héroes, a Cyrano de Bergerac.

El diario francés Le Figaro afirma que Depardieu y Hollande hablaron «de su exilio fiscal, de política y de poesía».

Además revela una conversación que el actor mantuvo esta semana con un amigo en la terraza de su restaurante parisino en la que se quejó amargamente del trato recibido por el poder.

En plena crisis, los salarios de actores y actrices se han convertido en un nuevo ejemplo de excesos que, alimentados con dinero público, ni el Estado ni los franceses parecen poderse permitir.

El diario Le Parisien reveló la lista de los mejor pagados: Dany Boon recibió 3,5 millones de euros por su interpretación en «Un plan parfait»; François Cluzet 3,1 millones por su papel en «Intouchables», mientras que su compañero de reparto en el mismo filme, Omar Sy, recibió 2,3 millones.

Jean Dujardin, con sus 2 millones de euros por The Artist, Gérard Depardieu con la misma cantidad por «Astérix y Obélix au service de Sa Majesté» y Jamel Debbouze con 1,8 millones por Sur la piste du Masupilami, les siguen en la clasificación.

La polémica fue lanzada el pasado 29 de diciembre por el productor y distribuidor Vincent Maraval en una tribuna publicada por el diario Le Monde, donde consideró que «a los actores franceses se les paga demasiado», y sigue dando que hablar.

Otro de los actores preferidos por los franceses, François Berléand, en gira teatral con Quadrille, declaró a Le Parisien que «en Francia hay un verdadero problema» en relación con los salarios de su profesión.

Aunque matizó: «a algunos se les paga demasiado, pero el 99 % de ellos están mal pagados».

A pesar de que el papel que el apoyo público pueda tener en la atribución de sueldos «estelares» resulta controvertido, puesto que las ayudas del Centro Nacional del Cine y de la Imagen Animada (CNC) llegan de media al 15 % del presupuesto de una película, el asunto ha alimentado de nuevo el debate sobre la implicación del Estado.

El profesor de Economía Olivier Bomsel explicó en las páginas de Libération que el reto ahora es hacer que el servicio público se fije más en la producción de series de televisión que en la financiación de filmes para convertirse en un instrumento de fomento de la innovación, exento de la lucha por la audiencia.

Bomsel opinó además que las cintas financiadas con fondos del CNC deberían tener limitado el sueldo de los artistas, aunque también admitió que seguramente se encontrarán maneras de obviar ese techo para hacer que las estrellas sigan cobrando grandes cantidades, lejos sin embargo de las cifras del cine de Hollywood.

Según prevé el CNC, durante el 2013 el fondo de apoyo público al cine francés contará con 700 millones de euros, cantidad menor si embargo a los más de 784 millones de euros del 2011 y casi idéntica a la del 2012.

La cantidad prevista se financiará íntegramente, según los datos publicados por el CNC, con cargo fundamentalmente a impuestos sobre las entradas de cine y tasas que gravan a editores y distribuidores de servicios de televisión.

Al calor de la polémica suscitada por el exilio fiscal de Depardieu, las intenciones declaradas de otro mito cinematográfico francés, Brigitte Bardot, de adoptar la nacionalidad rusa motivaron más comentarios irónicos que preocupación por una eventual sangría de talento hacia aquel país.

Por ejemplo, el del político ecologista Daniel Cohn-Bendit, quien declaró sobre la amenaza de la Bardot de irse a Rusia si no se suspende el sacrificio de dos elefantes en la ciudad francesa de Lyon: «que se vaya a Rusia, cambiar de Saint Tropez a Siberia, le va a resultar formidable».