Santiago Auserón: «Se ha gastado todo en cachés absurdos para músicas banales»

Elisa Álvarez González
elisa álvarez SANTIAGO /LA VOZ

CULTURA

El polifacético autor lamenta la falta de compromiso artístico

08 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Santiago Auserón (Zaragoza, 1954), músico, filósofo, escritor, investigador, aborda en El ritmo perdido el influjo negro en la canción española, un influjo que llegó a la Península con los árabes de Al-Ándalus, pero acabó presente hasta en la muñeira.

-¿Cuándo llegaron los ritmos negros a la Península?

-La primera presencia histórica son los esclavos sudaneses importados por los árabes de Al-Ándalus. A partir del siglo XV se empieza a hacer notable el intercambio musical, y las letras españolas del Siglo de Oro ya dejan constancia de los numerosos rastros musicales que dejó la negritud. Llegó a todas partes de la Península por varias vías, como los trovadores o a través del Camino de Santiago.

-A Galicia entonces.

-Estoy seguro de que de un modo u otro sí, matizando porque no hay constancia escrita ni rastro evidente. En particular creo que Galicia es un lugar en el que se mezclan cuentas de muy diversas procedencia, y algunas que interpretamos como celtas es posible que siglos atrás hayan tenido cierto intercambio con patrones compatibles con el universo rítmico africano. De hecho hay una cuenta de doce tiempos que está en las muñeiras, en el patrón estándar africano y en el compás flamenco.

-¿Cómo se sortea la crisis?

-De una manera cada vez más difícil. Estamos pagando el golpe de buena fortuna de la Transición, cuando los músicos populares que incluso no teníamos preparación pasamos a ocupar la primera plana de la actualidad y la fortuna nos sonrió. Aquello tuvo su trampa porque quien se dejó llevar, y no construyó una carrera basada en el compromiso artístico, se ha visto en dificultades, aunque ahora nos vemos todos. Los ayuntamientos no contratan, están endeudados. Se ha gastado todo en cachés absurdos para músicas popularizadas por las radios, muy banales, que no enriquecen la cultura.

-¿Se vivió en una fiesta continua mucho tiempo?

-Se ha derrochado muchísimo dinero y se han favorecido las músicas más superficiales. La que deja más poso no ha encontrado sitio.

-Pero se supone que perdurará.

-Claro, perdurará la que tiene una razón de ser, la que parte del compromiso artístico.

-Se deduce que no lo veremos como miembro del jurado en un concurso de talentos.

-Indudablemente (coge aire y alarga las letras): No.

-Mostró su malestar por tanta patria y tanto símbolo.

-Hay que matizar. Lo que me pone enfermo es el agitar. No voy a decir nada contra mi país, mi lengua, mi tierra de origen o las tierras cercanas. Lo que me poner nervioso es la agitación de los símbolos, porque eso se manipula con gran facilidad y las clases dirigentes lo aprovechan en su propio beneficio.

-¿Queda algo del Auserón del jardín botánico?

-Pues sí, algo de adolescencia tardía, quizás un pelín de inocencia no siempre hábil, no siempre lúcida. Preservar algo de ingenuidad es bueno para ir envejeciendo.