«Borges era siempre literatura»

Camilo franco SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

28 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Casi todos sus antepasados son gallegos. «Menos uno que es catalán, desgracias hay en todas las familias», dice riendo María Esther Vázquez. Escritora, directora de la Fundación Victoria Ocampo y que durante años fue los ojos de Jorge Luis Borges. Hoy recibe en Santiago el Premio Rosalía de Castro que entrega el Centro Pen de Galicia.

-¿Su relación con Galicia viene de antiguo?

-Desde chica. En mi casa se hablaba gallego porque tengo siete bisabuelos gallegos y uno catalán que, en todo caso, se casó con una gallega. Además, mi padre murió muy joven y su papel lo tomó mi padrino, que era un hombre muy viejo y que había emigrado a Argentina desde Galicia para evitar ir a la guerra de África. Él me hablaba de aquí, de la ría de Arousa, de las meigas, y me hizo un cuento de hadas con Galicia.

-¿Cuando llegó por primera vez a Galicia ese cuento estaba justificado?

-Cuando acabé de estudiar, con 22 o 23 años, obtuve una beca para ir a París. Pero decidí venir a Galicia. Y quedé deslumbrada. Mi padrino contaba maravillas, pero a mí me pareció entonces que se quedó corto.

-Usted visitó Galicia una segunda vez con Borges.

-Yo arrastré a Borges a Galicia. Le dije: «No te puedes morir sin conocerla». Y vinimos y, aunque era ciego ya en aquel entonces, quedó deslumbrado porque era una persona muy intuitiva y yo le describía las cosas y en la catedral de Santiago, en el refectorio de Xelmírez, quiso tocar las piedras y como no había nadie estuvo tocando un tiempo antes de decirle que parase porque si seguía nos echaban.

-¿En esa visita conocen a Ramón Piñeiro?

-Fue en 1964. Cuando el alcalde de Santiago se enteró de que Borges estaba aquí lo nombró visitante honorario y nos alojó en el Hostal. Nosotros queríamos contactar con Ramón Piñeiro, pero se adelantó y nos llevó a comer a su casa y se pusieron a hablar.

-¿Recuerda las conversaciones?

-Hablaban de literatura. Como decía un filósofo argentino, Borges estaba siempre en modo literatura. Borges era siempre literatura y cuando le sucedía cualquier cosa, lo que le despertaba era un recuerdo literario. Lo que deslumbró a Borges de Ramón Piñeiro era su modestia, su manera de hablar, su amabilidad y su erudición. Porque Piñeiro hablando en castellano tenía una cadencia gallega.

-¿Esa relación se mantuvo después de la visita?

-Nos carteamos mucho porque mantuvimos la amistad. Recuerdo que un día la mujer de Piñeiro se acercó a mí mientras ellos dos hablaban y me preguntó: «¿Se aburre, no?». Yo le dije que estaba disfrutando de la conversación, pero no me atreví a decirle que eran dos monstruos hablando entre ellos.

-¿Mantuvo alguna relación con los gallegos exiliados en Argentina en los cincuenta y sesenta?

-Borges no tuvo mucha relación con ellos. Pero yo sí que tuve amistad con Luís Seoane y con su mujer, Maruxa. Conocía bien su casa y sentí mucho cuando se volvieron.

-¿Cómo se le describía el mundo a alguien como Borges?

-Él era muy intuitivo. Por ejemplo, en el caso de Piñeiro fue Borges quien me dio una descripción a mí de cómo debía ser físicamente después de escucharlo. Y acertó en todo. Yo intentaba contarle las cosas como las veía. Recuerdo que una vez en la Tate Gallery de Londres, delante de un cuadro de Turner, le contaba el cuadro por partes, le contaba qué se veía en un ángulo y en otro, y él preguntaba detalles. Borges tenía una memoria asombrosa y recordaba los detalles. Era capaz de recitar mucha poesía de muchos autores, pero no recordaba ninguno de sus poemas.

María Esther Vázquez escritora

«Yo arrastré a Borges a Galicia. Le dije: ??No te puedes morir

sin conocerla??»