La copia londinense del pórtico de la Gloria encara su restauración

Luís Pousa Rodríguez
luís pousa REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Inés Fuster

La réplica del Victoria & Albert, de 1866, se rehabilitará el próximo año

30 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

No solo el original del Maestro Mateo necesita mimos. La réplica londinense del pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago que se exhibe en el Victoria & Albert Museum de Londres tampoco escapa a la erosión causada por el paso del tiempo. La pieza, un vaciado de escayola realizado en Compostela en 1866 por el italiano Domenico Brucciani para el entonces denominado South Kensington Museum, suma ya cerca de un siglo y medio y empieza a padecer sus primeros achaques.

Aunque el museo todavía está buscando patrocinio para financiar las obras, la conservadora jefa de escultura del V&A, Marjorie Trusted, avanza que el pórtico londinense se someterá a su primera restauración exhaustiva coincidiendo con la rehabilitación de la sala Cast Courts, donde se expone esta impresionante réplica junto a otras copias realizadas en el siglo XIX de monumentos de todo el mundo, como la columna trajana de Roma que, por su gran altura, se exhibe dividida en dos partes.

La especialista Johanna Puisto, del departamento de conservación de escultura del Victoria & Albert, señala que uno de los problemas que ha agravado el deterioro del pórtico londinense es la práctica, antaño habitual, de pintar sobre la superficie. «Cuando se apreciaba cierta suciedad se prefería pintar porque era más fácil y barato que limpiar este material poroso», apunta esta experta, que recuerda que ahora habrá que retirar cuidadosamente esos restos de pintura con un proceso muy similar a un minucioso borrado.

Uno de los puntos más singulares de la erosión que sufre esta copia del pórtico de la Gloria se debe a la importación de una de las costumbres que hasta no hace muchos años practicaban los peregrinos compostelanos. También en Londres, explica Johanna Puisto, los visitantes del Victoria & Albert plantaron durante años su mano sobre la copia del parteluz, al igual que hacían sobre el original los viajeros que llegaban a Santiago. La huella de esos miles de dedos sobre la escayola ha esculpido una mano anónima en medio del pilar. Hasta en eso la réplica imita al Maestro Mateo.