«Hay que madurar como persona para crecer como actor»

María Vidal / Rosario González LA VOZ / COLPISA

CULTURA

El intérprete coruñés, que acaba de estrenar con éxito Tengo ganas de ti, la segunda parte de «a tres metros sobre el cielo», será el pregonero de las fiestas de su ciudad natal

01 ago 2012 . Actualizado a las 17:11 h.

Primero nos elevó a lo más alto del firmamento, y ahora dice que tienes ganas. Con esta carta de presentación es normal que Mario Casas (A Coruña, 12 de junio de 1986) sea uno de los jóvenes de moda. Atraviesa su mejor momento tanto personal como profesional. Acaba de presentar su último trabajo, Tengo ganas de ti, la continuación de A tres metros sobre el cielo, una adaptación de la novela de Federico Moccia que emocionó a más de un millón de espectadores y se convirtió en la película más taquillera del 2010. En esta segunda entrega, Casas retoma su faceta más romántica para afrontar el triángulo amoroso que se crea entre él, María Valverde y Clara Lago. Las cifras lo avalan, y este nuevo trabajo va camino de convertirse en un nuevo éxito, ya que ha superado todas las expectativas y se ha situado como el mejor estreno del año.

Este coruñés del barrio de A Sardiñeira hará un hueco en su apretada agenda para ser el pregonero el próximo miércoles de la ciudad que lo vio nacer. Y dicen quienes lo conocen que, aprovechando que estará por su tierra, lo mismo se deja ver unos días por Razo, adonde suele acudir desde hace un par de años a un campamento de surf, un deporte en el que ya ha hecho sus pinitos. Desde que es reclamo publicitario de esta cita deportiva, es habitual verlo por esta zona de Galicia en la época estival, incluso en compañía de su hermano. Este verano, los rodajes le han impedido participar en el Art Surf Camp, pero estando tan cerca no sería de extrañar que aprovechara la ocasión para dejarse caer.

Presume de sus raíces, e incluso reconoce que en su casa se habla gallego, aunque parte de su infancia la pasó en Barcelona, junto a sus padres y sus tres hermanos, Sheila, Christian y Óscar. Una familia con suerte, ya que a la primera la conocimos en un programa de televisión donde se hizo con el premio máximo, y Óscar se subirá a El barco en la nueva temporada para interpretar a su hermano de pequeño.

Casas afianza en cada trabajo una meteórica carrera en la que cosecha un éxito tras otro y sus seguidores ya lo han catapultado como ídolo juvenil. Sin embargo, la saga que protagoniza y que lo impulsó al estrellato ha generado una repercusión que el actor no se esperaba. «Los que han visto la película, algunos no tan jóvenes, es gente que ha vuelto a vivir ese primer amor idílico o que algún día soñó con algo así. Es un filme que emociona, que te lo hace pasar bien, que tiene acción y esos son los factores que hicieron que funcionara, más aún con un público joven al que le gusta este tipo de historias», explica el actor gallego.

«Voy aprendiendo poco a poco»

Aunque en un principio pensó en ser bombero o policía -se sacó la espinita con Los hombres de Paco-, pronto se dio cuenta de que lo suyo era la interpretación. Comenzó haciendo anuncios y pequeños papeles en series como Obsesión o Motivos personales. Antonio Banderas le dio la oportunidad de debutar en la gran pantalla en El camino de los ingleses. Ese mismo año formó parte del reparto de la serie SMS y después de Los hombres de Paco. En el 2009 protagonizó dos de las películas más taquilleras del cine español, Fuga de cerebros y Mentiras y gordas. Pero fue en el 2010 cuando llegó la primera adaptación de las novelas de Moccia que le aseguró el taquillazo. Ahora, dos años después del estreno de A tres metros sobre el cielo, Casas ha afrontado la continuación de la saga con muchas ganas, sobre todo por el reto interpretativo: «Es algo que hasta ahora no había hecho, retomar un personaje años después, mucho más reflexivo, con otra mirada y más duro». Entre ambas películas, el actor también ha evolucionado, con trabajos como su papel en el Grupo 7 o la nueva temporada de la serie El barco.

«Voy aprendiendo poco a poco y sí que he notado una evolución. Hay que madurar como persona para crecer como actor. Al final, como intérprete lo único que puedes hacer es no defraudar al público, sus expectativas. Por eso, mi único reto es emocionar», apunta. Su papel en Grupo 7 supone un paso más en su abanico interpretativo, aunque Casas duda que haya servido para convencer a quienes lo han encasillado en su papel de joven rebelde. «El que me quiera encasillar me habrá encasillado igualmente, verán lo que quieren ver», sentencia.