César Antonio Molina (A Coruña, 1952) publica un nuevo tomo, el quinto, de sus Memorias de ficción (Destino), titulado Donde la eternidad envejece. Un libro que hace que sean ya más de 3.000 páginas las que ha dedicado a uno de los más ambiciosos proyectos de la prosa española contemporánea: el que nace del empeño de contar la vida con la lucidez y la distancia que surgen de la mezcla entre la narración, el ensayo y el pensamiento.
-¿El paso del tiempo, qué trae consigo...?
-Hay un dicho en Egipto que afirma que la Esfinge teme al tiempo y el tiempo teme a la esfinge. Lo que hace el ser humano durante su vida es tratar de vencer al tiempo. Y como es imposible conseguirlo, a lo largo de la historia el hombre ha ido inventando una serie de subterfugios para tratar de lograrlo. Y en el fondo la cultura es eso: los subterfugios que tratan de vencer al tiempo a través de la imaginación. Gracias a ello, todavía en la tierra podemos encontrarnos con arquitecturas, obras de arte, libros e incluso frutos de la ciencia que han pervivido a lo largo de los siglos y que reflejan una inquietud hacia el paso del tiempo, que es el verdadero dictador de la existencia.
-¿Qué diferencia este quinto tomo de los anteriores?
-Fundamentalmente este libro es una reflexión sobre los años que huyen y sobre la eternidad. Sobre lo que ha perdurado en la tierra amenazando el poder de la muerte, y que hoy en día, debido a muchos problemas provocados por el propio ser humano, está en peligro. De la misma manera que Goethe, en sus viajes por Europa, vio cosas que hoy ya no podemos ver, porque desaparecieron como víctimas de la acción violenta del hombre, ahora el avance industrial desaforado de la sociedad también está haciendo que nosotros estemos hablando de cosas que las generaciones futuras no llegarán a ver. Yo he tratado de meditar y reflexionar sobre todo ello, y también de explicar qué es lo que está a punto de desaparecer.
-¿Qué es el alma humana?
-El alma humana es la huella de lo que nosotros, a lo largo de nuestra vida, hemos visto y hemos conocido, y también de lo que supuestamente nos queda por conocer del enigma de existir. Por eso en mi libro hay un capítulo dedicado al rostro de la Esfinge, que es el rostro de cada uno de nosotros, como su enigma es nuestra enigma, también. La Esfinge es la única que conoce nuestro destino. Es el gran monumento que pervive porque ella, más que nadie, es también parte esencial del tiempo.
-¿En qué otros proyectos literarios trabaja ahora?
-Sigo preparando mi poesía completa, en la que habrá además versos inéditos. Y tengo ya listo el manuscrito de Cultura y poder, un paseo histórico por las relaciones conflictivas entre los escritores e intelectuales con los poderes políticos.
césar antonio molina escritor y exministro de cultura