Dos estilos para una sola cabeza

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta LA BDTECA

CULTURA

11 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

En unas semanas comenzará a funcionar en Pontevedra la primera escuela de cómic de Galicia, iniciativa del siempre inquieto Kiko da Silva. Ese centro llevará por nombre O Garaxe Hermético. No es ninguna casualidad. Le garage hermétique (nombre original en francés) es el mejor compendio de ilustración editado jamás en Europa, un desbarre emocional, ficticio e improvisado en el que se condensan decenas de historias, soberbias unas, irregulares otras, absurdas, discutibles... Aquella obra lleva la firma de Moebius y casi 40 años después de iniciar su publicación sigue igual de fresca. Un excelente ejemplo para un centro educativo sobre el tebeo. Irrepetible.

Leer a Moebius exige una cierta paciencia, pausa y control para ver la excelencia. Leer a Gir es otra cosa, más clásica, mejor estructurada, estupendamente ejecutada. Pasar las páginas del Teniente Blueberry es retroceder 200 años y sentirse presente en medio del Oeste, con un documentación magnífica, unos planos medios y largos estremecedores, unos personajes muy bien definidos... Irrepetible.

Gir no conoció a Moebius hasta que tuvo 20 años. Fue en México. Ambos compartían un mismo cuerpo. Y no lo sabían. El cuerpo de Jean Henri Gaston Giraud. El cuerpo que ayer se despidió en París.

Con su adiós, el tebeo europeo pierde dos referentes de golpe, dos personalidades artísticas que cohabitaban y que fueron extraordinarias, cada una a lo suyo, con alguna interferencia. La firma de Moebius es la ficción, la fantasía, la frivolidad, la plumilla, la libertad estética. La firma de Gir -o Giraud- es el wéstern, el clasicismo, el barroquismo, el pincel, el aprendizaje constante. Decía él mismo que esos personajes eran la trasposición de su padre y de su madre, Moebius y Giraud. El dibujante francés logró que sus arrebatadoras personalidades viajaran con él en sus obsesiones por el sexo, en sus experiencias con las drogas, en sus etapas de influencia zen. Nadie ha influido tanto en el tebeo europeo. Son irrepetibles.