El amigo de las canciones ajenas

Javier Becerra
JAVIER BECERRA A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

Sergio Dalma, un artista que no ha destacado precisamente por asumir grandes riesgos en su carrera, logró hacer diana con su fórmula.

11 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La industria del disco padece una doble crisis: la general y la suya específica, motivada por la irrupción de Internet. Entre ambas han hecho trizas un negocio que, en sus esferas más altas, sigue desnortado desde que Napster y los sistemas de intercambio de archivos MP3 sepultaron al disco físico. Ante esa situación, las grandes discográficas optan por lo conservador. Es decir, tirar de las pocas cosas que todavía funcionan para vender cedés. Sergio Dalma, un artista que no ha destacado precisamente por asumir grandes riesgos en su carrera, logró hacer diana con su fórmula: acudir al repertorio clásico italiano, asumirlo como propio y editar un disco recopilatorio poco antes de la Navidad.

El resultado fue Via Dalma, el disco nacional más vendido del 2010 con más de 100.000 copias despachadas, una cifra récord en la actualidad. La jugada se mostró tan transparente como perfecta: pura y dura nostalgia dirigida a un público adulto que todavía relaciona la música con el cedé y que encontró en ese trabajo un regalo perfecto. Además, la servía el cantante de voz rasgada, claramente influenciado por la música italiana, y que lejos de buscar incunables o piezas raras, recurrió a un cancionero superconocido.

Trasladados al castellano, Yo caminaré, Sábado por la tarde o Bella sin alma se convirtieron en las cartas ganadoras de un Dalma que, para dotar de un mejor acabado al producto, recurrió a Claudio Guidetti, la persona que hizo sonar los discos de Eros Ramazzotti, Laura Pausini o Tiziano Ferro. El productor se hizo cargo de la grabación en Milán y su trabajo supuso la resurrección de un artista que, ya con canas, vivió su segunda juventud y se hartó a hacer galas de verano el pasado verano.

En estos conciertos ya dejaba caer algunas versiones de temas italianos más modernos como el célebre Gloria de Umberto Tozzi. Eran los adelantos de Via Dalma II, el álbum que acaba de editar el artista y con el que aspira a repetir el éxito precedente.

Repetir la fórmula triunfadora

Dalma no engaña a nadie. Con Via Dalma encontró una manera de reinventarse como superventas y, ahora, no tiene reparos en afirmar que tirará de ella hasta que se agote. «Sería estúpido por mi parte no aprovechar algo que funciona», decía en la presentación a los medios. Consciente del éxito que artistas italianos como Umberto Tozzi, Zucchero o Eros Ramazzotti han cosechado en España, ahora ha disparado a varios de sus hits.

Precisamente el Senza una donna de Zucchero se encarga de abrir y cerrar el disco. Primero lo hace en castellano. Luego, en catalán, quizá sondeando una nueva veta en el mercado. El disco supone un constante zigzag temporal, ya que igual apela al El mundo que Jimmy Fontana llevo a la gloria en 1965 como se enreda en el Yo no te pido la luna tal y como Fiordaliso la recogió del original de Daniela Romo en 1984.

No podía faltar el citado Gloria de Umberto Tozzi, ni tampoco su célebre Te amo. El cupo de clásicos se completa con La cosa más bella, La bámbola o La fuerza de la vida, todas ellas canciones archiconocidas que hacen pensar en una Navidad más con el rostro de Dalma saliendo de los regalos depositados bajo el árbol.

Caminando de la manos de Warner, tras su ruptura con Universal, el cantante camina en su nebulosa de éxito. Tanto que no sería de extrañar una tercera parte de la aventura en el 2012. Él, desde luego, no lo descarta.

SERGIO DALMA «VIA DALMA ii»