Rihanna desata su lascivia

COLPISA

CULTURA

La cantante firma un tórrido «Talk That Talk» que ratifica su condición de icono sexual.

21 nov 2011 . Actualizado a las 19:23 h.

Puro fuego. Es la forma más apropiada de describir el nuevo álbum de Rihanna, el sexto de su carrera. La cantante mezcla como ninguna otra la música y el sexo, aunque cada vez prima más este último ingrediente en sus trabajos. Tanto que algunos ya se han apresurado a describir Talk That Talk como el disco más obsceno de los últimos años. Un calificativo que, lejos de perjudicarle, no hará sino incrementar sus ventas en un mundo que la ha convertido en uno de sus sex symbols de referencia. La Red echa humo, revolucionada por la torridez de las escenas protagonizadas por Rihanna en el videoclip de We found love y por la lascivia de las letras con las que la artista pretende reventar las listas.

A base de subir la temperatura con sucintos modelitos que dejan al descubierto la práctica totalidad de su estilizada anatomía y derretir témpanos de hielo meneando sus prodigiosas curvas, Rihanna se ha convertido en una de las cantantes más influyentes de lo que llevamos de siglo. Cierto que sus canciones son adictivas. Una descarga de adrenalina sacude las pistas cada vez que suena uno de sus singles, desde el versionadísimo Umbrella hasta el reivindicativo Love the way you lie. Pero a veces resulta difícil calibrar los méritos puramente musicales de una mujer cuyo derroche de sensualidad acaba sepultando cualquier otro elemento que pudiera suscitar la atención.

Cada vez que salta al escenario es como si un volcán sexual entrase en erupción. El público masculino queda embelesado por su hipnotizadora mirada y un rostro con una mortal combinación de inocencia y atrevimiento propio de una moderna Ishtar, la diosa del amor y la guerra que acababa provocando la desgracia de quienes caían bajo su embrujo. A partir de ese momento, la música pasa a un segundo plano, dando munición a sus detractores, que la acusan de ser más una estrella porno que una cantante.

La droga del amor

Tanto para un bando como para el otro, Talk That Talk es un regalo. Quienes se recreaban viendo retozar a Rihanna entre las flores en el videoclip de Only Girl (In The World) o se deleitaban con sus provocativos bailes en el de Disturbia, cuentan ahora con una sucesión de misiles. Uno de los que ya ha salido del silo, We Found Love, ha impactado de pleno en su objetivo. Durante su primera semana, el single registró un cuarto de millón de descargas digitales, situándose en el primer puesto de la lista Billboard Hot 100.

El videoclip de We Found Love tiene todos los ingredientes que se necesitan para triunfar. Ritmo vertiginoso, letra pegadiza y, sobre todo, una mezcla de sexo y drogas que ha escandalizado a los más conservadores. «Es probablemente uno de los vídeos más profundos que he hecho jamás. Es sobre el amor y el amor visto como una droga», escribía en su cuenta de Twitter sobre una grabación en la que protagoniza abrasadoras escenas junto a Dudley O'Shaughnessy, un modelo que sacó partido de su trabajo. «Estaba encantado con la filmación. No quería parar», ha comentado acerca de un vídeo en el que la artista simula tener sexo salvaje tras consumir estupefacientes. Dirigido por Melina Matsoukas, la grabación del videoclip se vio alterada cuando un granjero irlandés, propietario de la finca donde se estaba llevando a cabo parte del rodaje, expulsó a la estrella y a todo su equipo, escandalizado por lo que veían sus ojos. «La joven en cuestión no estaba vestida de la manera apropiada», comentó Alan Graham.

Tórridas letras

El incidente refleja el controvertido carácter de las canciones y los videoclips de Rihanna, que escandalizan a unos sectores sociales que ponen el grito en el cielo en cuanto escuchan la palabra sexo y que, sin embargo, no tienen problemas en devorar truculentas imágenes procedentes de campos de batalla repartidos por medio mundo.

Ajena a estas voces, Rihanna insiste en apelar al sexo en sus letras y en la escenografía de sus conciertos. Un elemento que impregna los once cortes de que consta Talk That Talk, desde Birthday Cake hasta Cockiness (Love It) pasando por Roc me out. En todas ellas, lanza lascivas frases que parecen emanadas de la mente de un director porno. Unas tórridas letras que acentúan su imagen de devorahombres y que rubrican la opinión de quienes consideran que la recientemente elegida por la revista Esquire como la mujer viva más sexy del mundo no tiene rival cuando de combinar cama y micrófono se trata.