Spielberg: «No sabía cómo hacer 'Tintín' hasta ahora»

daniel roldán MADRID / COLPISA

CULTURA

El director esperó a que se desarrollara la técnica de captura de imágenes

27 oct 2011 . Actualizado a las 17:28 h.

Steven Spielberg se enamoró de Tintín muy tarde. Al contrario que muchos chavales europeos, el director no tocó un cómic del reportero hasta los 35 años. Fue en 1981, el mismo año en que dio el pelotazo en taquilla con un extraño arqueólogo con pistola y látigo al cinto y sombrero de ala ancha. Era el año de En busca del arca perdida y Spielberg se instalaba en la primera fila de los directores taquilleros. Fue en la promoción de este filme cuando un periodista francés le comentó que Indiana Jones tenía rasgos de Tintín. «¿Tintín? ¿Quién es Tintín?», le preguntó Spielberg.

Y entonces comenzó un idilio que ha durado casi treinta años.

Leyó todos los álbumes de Hergé y se fue a hablar con él para comprarle los derechos de Tintín. Quería ser el primero en hacer una película con el beneplácito del dibujante belga. Lo consiguió, aunque Las aventuras de Tintín y el secreto del unicornio ha tardado tres décadas en saltar a la gran pantalla. «Creo, de verdad, que a él le hubiera gustado esta película», indica Spielberg en conversación telefónica desde Nueva York.

Está convencido de que ha atrapado la esencia del personaje creado por el historietista valón: «Tintín es puro porque se dedica a resolver misterios». Por ello, tampoco entiende que se esté juzgando por racismo en un tribunal de Bruselas a Tintín en el Congo. «Es absurdo. No es racista», sentencia.

Treinta años de espera

Para llegar a este Tintín, que se estrena mañana en Europa, el realizador tuvo que andar y desandar varias veces el camino. Su primera intentona fue en los ochenta, nada más comprar los derechos. «No veía claro ningún guion. Luego, empecé a hacer otras películas como la segunda de Indiana Jones», confiesa. La segunda vez que miró el proyecto fue en los noventa, pero entonces tampoco pudo por dos motivos: la llegada del esperado Óscar con La lista de Schindler y la falta de una tecnología que le convenciera. Era la época en que Pixar empezaba a hacer cosas diferentes y Spielberg se animó a crear su propia productora (Dreamworks).

La captura en movimiento consiste, de forma básica, en colocar un mono con sensores a los actores y que estos interpreten sus papeles. Esas actuaciones se pasan a un ordenador y se transforman en imágenes digitalizadas. Ejemplos anteriores fueron Beowulf o Polar Express, pero Spielberg ha llevado esta técnica a un nivel superior. «Era la única manera de mostrar el mundo de Tintín, porque no sabía cómo hacerlo hasta ahora. Me ha permitido grabar escenas casi imposibles», dice uno de los directores más influyentes de Hollywood. Y para lograrlo convenció a Peter Jackson para que se uniera como productor de la cinta y encargado de esta tecnología, que ya había desarrollado en la trilogía de El señor de los anillos o King Kong. «Es un tipo fantástico, que sabe a la perfección lo que quiere, lo que puede aportar y uno de los mayores fans del cómic», apunta Spielberg.

De Gollum a Haddock

Jackson se trajo a Andy Serkis, su Gollum convertido ahora en capitán Haddock. Él ya estaba acostumbrado a esta técnica. Todo lo contrario que Jamie Bell y Daniel Craig, los otros dos protagonistas. «Estuvimos entrenando mucho con ellos, para que aprendieran cómo debían moverse, ya que tienen que exagerar mucho más los movimientos. Todos hicieron un trabajo fantástico».

Esta megaproducción en 3D, que en España supera las 600 copias, se estrena en Europa antes que en Estados Unidos, donde tendrán que esperar hasta final de año para ver a Tintín, un desconocido para la gran mayoría. «Los americanos van a considerar a Tintín como una película original», argumenta Spielberg sobre el desconocimiento del personaje en Estados Unidos.