La Expo vuelve a Shanghái con una muestra que incluye al bebé español «Miguelín»

EFE

CULTURA

Fue ideado por la cineasta Isabel Coixet para simbolizar el futuro de las ciudades.

21 sep 2011 . Actualizado a las 11:44 h.

El prometido regreso de la Exposición Universal de Shanghái 2010, el evento internacional que el año pasado saturó con sus cifras récord la vida de la capital económica de China, ya está listo con una exposición de dos años que mostrará sus principales atractivos, incluido el español «Miguelín».

El bebé gigante robotizado, de 6,5 metros de altura, que parpadea, gesticula y mueve su cara, su cabeza y sus brazos mediante una tecnología que recuerda a la de los dinosaurios del cine de Hollywood, fue ideado por la cineasta Isabel Coixet para simbolizar el futuro de las ciudades.

«Miguelín», o «Xiaomi baobao» en mandarín (el «bebé arrocito» o «Pequeño Mi»), se convirtió enseguida en un símbolo del pabellón de España en la Expo y en uno de los objetos más recordados y fotografiados en el evento, y fue visitado por más de 7 millones de personas.

El 25 de octubre del año pasado, a pocos días del fin de la Expo, la vicepresidenta del Gobierno española, Elena Salgado, lo cedió a los organizadores shanghaineses, junto a otros objetos, para que formase parte de los fondos de un futuro Museo de la Expo que sería construido para 2012.

Por ahora no se ha anunciado su creación definitiva, pero ya cuenta con un director, Liu Xiuhua, que hoy aparece en la prensa local de Shanghái para anunciar que este domingo abrirá sus puertas una enorme exposición temporal de unos dos años con lo que parecen ser los contenidos de ese museo, incluido «Miguelín».

Ubicada en lo que fue el Pabellón de las Huellas, en el recinto secundario de la Expo, la Zona de Mejores Prácticas Urbanas, dedicada a las ciudades y a pabellones de empresas, la muestra, de 20.000 metros cuadrados, espera atraer ahora a unos 10.000 visitantes diarios, e incluso el doble en días no laborables.

Eso después de que la Expo de Shanghái fuera la más visitada de la historia, con más de 73 millones de personas en seis meses, así como la más grande y de participación internacional más concurrida.

Entre sus atractivos principales estarán «Miguelín» y el enorme panel, inspirado en una pintura tradicional china del siglo XVII, del «Qingming shang he tu», («Dibujo del Festival Qing Ming río arriba»), una escena bulliciosa de un día festivo en un canal de la ciudad de Kaifeng (Henan, centro), pero recreada con animaciones.

La pintura original es un rollo desplegable en horizontal, y su reproducción animada del siglo XXI es un enorme panel que recorría la pared de uno de los pisos del icónico pabellón de China, que ahora se ha convertido ya en uno de los edificios emblemáticos de la ciudad.

La exposición también mostrará una película en tres dimensiones, «El honor de la Expo», para recordar lo que supuso el evento para Shanghái y para China, aunque sólo se accederá mediante reserva, ya que sólo podrán verla 1.500 personas al día.

En total se irán exponiendo, de manera rotatoria, más de 14.000 piezas de exhibición de más de 200 pabellones distintos.

Lo que sí se mostrará siempre son las películas en tres dimensiones que hicieron populares a varios pabellones, entre ellos muchos empresariales, como el de la aerolínea China Eastern, la Red Estatal o el pabellón del Petróleo, cuyo original espectáculo en «4D» tenía por lema «salva el futuro, ama el petróleo».

Entretanto, el pabellón de China, que en el último año ha estado encadenando meses y meses de aperturas temporales, abrirá de nuevo entre octubre y marzo con una exposición con 68 obras del español Pablo Picasso, mientras el pabellón más popular de la Expo, el de Arabia Saudí, abrirá sus puertas también la semana próxima.

Así, poco antes de las vacaciones del Día Nacional de China (1 de octubre), 14.000 personas diarias podrán disfrutar en grupos de las proyecciones envolventes del pabellón, que llegó a formar colas de hasta nueve horas para verlo durante el evento.