Glenn Close recibe el Premio Donostia

boquerini SAN SEBASTIÁN / COLPISA

CULTURA

19 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Desde hace pocos años, el Festival de San Sebastián ha cambiado la filosofía de los Premios Donostia. Siguen siendo un reconocimiento a una carrera cinematográfica, pero si en su inicio se reconocía a algún viejo mito retirado de las cámaras desde hacía años (Bette Davis, Claudette Colbert), en la última década se premia a actores y directores en activo, con algún nuevo trabajo recién acabado al que el certamen sirve de promoción. Kevin Costner, Richard Gere, Meryl Streep o, este año, Glenn Close son buenos ejemplos.

Close está promocionando Albert Nobbs, que antes hizo en teatro y en la que su implicación va mucho más allá de su trabajo de actriz: es productora y coguionista, por lo que le interesa utilizar cualquier plataforma para dar a conocer el filme; si además en esta gira promocional te dan el Premio Donostia, miel sobre hojuelas.

La película, fuera de concurso, dirigida por Rodrigo García (el hijo de García Márquez, que ya había trabajado con la actriz en Nueve vidas o Cosas que diría con solo mirarla), es un drama ambientado en un hotel del Dublín del siglo XIX. Close es Albert Nobbs, una mujer que se hace pasar por un hombre para poder trabajar en una sociedad en la que de otro modo no tendría ninguna oportunidad. Al cabo de 30 años, se siente prisionera en su propia cárcel.

La película es Glenn Close. Su interpretación suena ya como posible ganadora del Oscar, del que la actriz prefirió no hablar porque es «muy fatalista».

Ella es lo mejor de una película que abusa de los elementos folletinescos y que se alarga demasiado, una constante de las películas de este director que no conoce lo que es la síntesis.

La única película a competición de ayer fue la canadiense Take This Waltz, también una película de actrices: Sarah Polley, aquí como directora, y Michelle Williams.