Disney celebra cincuenta títulos

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

La compañía conserva, fiel al espíritu de su fundador, la fórmula del éxito

05 sep 2011 . Actualizado a las 17:28 h.

El mito de la congelación de Walt Disney no pasa de ser una leyenda urbana del siglo XX. Pero su espíritu sí se preserva intacto en el medio centenar de largometrajes que ha firmado, desde su fundación, en 1923, el gran estudio que perpetúa su nombre. Con el lanzamiento para el consumo doméstico en DVD, Blu-ray y 3D Combo de la última de sus producciones, Enredados, la adaptación del cuento clásico de Rapunzel, Disney acaba de poner la muesca número 50 en una larga lista plagada de éxitos.

El recuento arranca en los años treinta, cuando Walt Disney vio cumplido su objetivo de hacer un largometraje completamente animado, el primero en su género, después de varios años dedicado a hacer cortometrajes de su personaje de cabecera, Mickey Mouse. Todo el mundo intentó disuadirlo de llevar a cabo un proyecto llamado Blancanieves y los siete enanitos, en el que proyectaba poner voz y movimiento al cuento de los hermanos Grimm. Pero Walt Disney tenía su objetivo demasiado claro como para abandonarlo, por más que el presupuesto no dejara de multiplicarse y los agoreros pronosticaran que aquella película iba a hundir el estudio. Blancanieves fue el estreno más taquillero del año en EE.?UU. y sentó nuevos parámetros para el mundo del cine.

Que a Disney le gustaban los retos difíciles lo confirmaron las dos producciones siguientes. Dos años después de ponerles cara a los enanitos del bosque, la factoría creó dos películas que están consideradas como obras maestras: Pinocho y Fantasía, esta última una recreación de varias piezas de música clásica sin un hilo argumental unitario, al estilo de sus viejos cortos de Silly Simphonies, y que está considerada como una cinta adelantada a su tiempo.

Poco después, con la sentimental Bambi (1942), los artistas lograron un realismo nunca antes visto en la descripción de los animales protagonistas y en los escenarios pintados a mano. El propio Disney se sorprendió del resultado. «Amigos, esto es oro puro», dijo a sus animadores. Desde entonces, y hasta el reciente hito del medio centenar de largometrajes de animación, la factoría Disney ha perpetuado el espíritu de su creador en un compendio de historias clásicas, de vocación artística y que promueven los valores tradicionales del estilo de vida americano. «Solo hago aquello que me gusta, historias cálidas y humanas, unas sobre personajes y hechos históricos y otras sobre animales. Si hay algún secreto, supongo que es que nunca hago las películas demasiado infantiles, sino que siempre trato de introducir algo de sátira sobre los puntos débiles de los adultos», aseguraba el fundador.

Con su primer largometraje de animación, Walt Disney cambió el ocio familiar de las generaciones futuras. Marcó un hito por su increíble atención a los detalles, como la magistral escena de los relojes de cuco fabricados por Gepetto. Un esfuerzo pionero por popularizar la música clásica, con obras maestras como Mickey convertido en El aprendiz de brujo. Sus escenarios pintados a mano impactaron al lograr un realismo sin precedentes. Aún hoy en día son objeto de estudio.

Disney le puso voz y rostro al personaje creado por Lewis Carroll. En 1967, hizo lo mismo con Ruyard Kipling y El libro de la selva. Con la aventura submarina de La sirenita, Disney abrió una segunda edad de oro para llegar más allá del público infantil. Adaptación magistral de un cuento clásico y primera película animada nominada al Oscar a la mejor película.

Además de crear a la emblemática Cruella, 101 dálmatas aceleró los procesos técnicos con un sistema similar a la actual fotocopia. Un Hamlet transformado en cachorro de león, en El rey león, batió récords de taquilla sin precedentes. En Navidades vuelve a los cines en 3D. El cuento clásico de Rapunzel, la joven de larga cabellera mágica, es la adaptación animada número 50 de la factoría.