Lugo destapa su «Capilla Sixtina» en la rehabilitación de la catedral

Lucía Rey
lucía rey LUGO / LA VOZ

CULTURA

El Obispado y Fomento restauran las pinturas barrocas del altar mayor

11 ago 2011 . Actualizado a las 11:26 h.

La catedral de Lugo está devolviendo el esplendor a las valiosas pinturas barrocas que cubren la bóveda de su altar mayor, y que hasta ahora permanecían totalmente ennegrecidas por los efectos de las filtraciones, la humedad, el humo de las velas de cera que iluminaron la seo durante siglos o el paso del tiempo. El Obispado lucense y el Ministerio de Fomento -aporta en torno a un millón de euros con cargo al 1?% cultural- financian la recuperación del conjunto mural, que fue pintado al óleo a finales del siglo XVIII por el maestro astorgano José de Terán y es uno de los más importantes del barroco en Galicia, según destacan los expertos. Una especie de Capilla Sixtina del barroco gallego.

Hace tres semanas que una docena de restauradoras de Artelán -firma subcontratada por Resconsa, adjudicataria del trabajo- comenzó a limpiar las primeras obras. Bisturís, escalpelos, esponjas, disolventes químicos o geles específicos son algunos de los instrumentos con los que poco a poco está volviendo a ver la luz una alegoría de ángeles, obispos, santos, papas como Gregorio Magno, reyes como Carlos IV o escenas teologales representadas ricamente sobre un cielo azul. «Terán era un pintor culto, que traballou nas catedrais de Mondoñedo ou Astorga, e iso percíbese no esmero co que están pintadas as imaxes», destaca el delegado de Patrimonio de la diócesis lucense, César Carnero.

Un proceso lento y laborioso

El proceso de rehabilitación es complejo, lento y muy laborioso, ya que las especialistas tienen que extremar el cuidado para proteger los murales y lograr que recuperen su aspecto original, como explican las coordinadoras del equipo, María Dolores Lago Arce y María Isabel Vázquez Rodríguez. «En cada zona y en cada color, sobre todo en los más sensibles, hay que utilizar productos químicos diferentes para consolidar la película pictórica, limpiarla y efectuar la reintegración cromática», indican. «La suciedad -añaden- no es uniforme y la limpieza tampoco lo es».

Colores rojos, amarillos, azules o dorados dotan al conjunto de una fuerza extraordinaria. La parte central de la bóveda se sitúa a 17 metros de altura y las pinturas cubren todos los muros hasta el presbiterio, en la parte baja de la capilla mayor, pero cuando terminen los trabajos y se retiren los andamios, los especialistas afirman que fieles y visitantes podrán contemplarlas sin grandes dificultades. «A obra foi pensada para ser vista en conxunto desde abaixo, como un ceo aberto no que flotan anxos, algo moi típico do barroco», subrayó Carnero. El Obispado estima que los trabajos en el interior del templo, que se iniciaron la pasada primavera, estarán acabados antes de que termine el 2011.

Barnizado de protección

Hay centenares de metros de pintura mural y en este momento están limpios menos del 50?%. Cuando la limpieza esté acabada, el equipo de restauración esperará semanas antes de aplicar un «pequeño barnizado» de protección. «Es conveniente esperar algún tiempo para que se sequen bien y se evaporen todos los disolventes», señaló Lago Arce. La rehabilitación del interior de la catedral se completa con la restauración de la girola del altar mayor, que ya ha recuperado la viva y hermosa policromía con la que fue pintada.

En el exterior del templo avanzan a buen ritmo los trabajos de limpieza de la fachada principal, que da a la plaza de Pío XII. Ya se han retirado las zarzas, líquenes y demás especies vegetales que colonizaban la parte central y la torre sur de la portada, y en este momento se está repitiendo la operación en la torre norte. Los trabajos incluyen, además, la eliminación de fisuras y grietas en la piedra.

Los trabajos de rehabilitación del altar mayor de la seo lucense han sacado a la luz una valiosa imagen de san Froilán, el patrón de Lugo. La pintura está situada en un lugar muy destacado de la bóveda, debajo del conjunto que preside la obra y que representa la Trinidad de la Iglesia, que forman Dios, Hijo y Espíritu Santo en forma de paloma. El delegado de Patrimonio del Obispado, César Carnero, considera que la imagen fue pintada en un guiño a la diócesis lucense, donde nació el santo, quien después llegó a ser obispo de León. fotos ÓSCAR CELA