Un entramado de sociedades fuera de control

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

CULTURA

04 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La SGAE tiene una mala fama bien ganada por su insaciable e implacable afán recaudador, pues a través de su muy nutrido cuerpo de inspectores no ha dudado en vigilar e irrumpir en bodas, banquetes, conciertos benéficos, peluquerías y bares para exigir, de acuerdo con la ley, los derechos de autor. Teddy Bautista es uno de los personajes más odiados en Internet como impulsor del canon digital y de la lucha sin cuartel contra la piratería, que cristalizó en la ley Sinde. Pero hay que reconocerle la efectividad de su gestión, como muestra que en el 2010 la institución que preside repartió 365 millones entre sus 100.000 socios, y su defensa cerrada de los creadores. De lo que se trata ahora es de que el exmúsico y sus directivos expliquen por qué, con qué fines, han montado un complejo entramado empresarial compuesto por una telaraña de sociedades que nunca han sido auditadas, cuando el objetivo fundamental de esta institución sin ánimo de lucro es recaudar los derechos de los autores. ¿Cuál era el cometido real de la Sociedad de Digital de Autores y Editores? ¿Qué papel ha jugado su director general, José Luis Rodríguez Neri, al parecer el hombre clave de la trama? ¿Qué sabía Bautista? En los 16 años que lleva al frente de la SGAE, la ha modernizado y convertido en la entidad cultural privada más poderosa e influyente de España, un monstruo gigantesco fuera de control, un lobby con un enorme peso en el Ministerio de Cultura, que le ha dejado hacer. Muchos se la tenían jurada a Bautista. La sombra de la corrupción sustentada en graves acusaciones da más argumentos a sus detractores.