Francia honra a Enrique Morente con la Legión de Honor por acariciar su alma

EFE

CULTURA

Su viuda, Aurora Carbonell, ha sido la receptora de la insignias con la que el país galo agradece su «grandeza».

31 may 2011 . Actualizado a las 18:24 h.

El Gobierno francés concedió hace un año su máxima distinción, la Legión de Honor, a Enrique Morente pero el día 13 de diciembre «vino un rayo y se lo llevó», por eso ha sido su viuda, Aurora Carbonell, la receptora de las insignias con las que ese país le agradece su «grandeza» y que haya «acariciado» su alma.

Carbonell ha recogido de manos del embajador francés, Bruno Delaye, las insignias de Caballero de la Legión de Honor para su marido, fallecido en Madrid tras ser operado en dos ocasiones, y lo ha hecho acompañada de sus hijos Enrique y Soledad, ya que Estrella, que viajaba desde Málaga, no ha podido llegar a tiempo.

La Embajada había fijado para el pasado 17 de diciembre la ceremonia de entrega pero «el 13 de diciembre el destino lo cambió todo», ha recordado Delaye.

Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, Carbonell, vestida por entero de negro, ha indicado que era la primera vez desde que murió Morente que hablaba delante de un micrófono y quería hacerlo porque esa «maravilla», la Legión de Honor, se la concedieron en vida.

«Gracias también a mi pueblo español por todas las muestras de respeto y cariño. Soy consciente de que he sido una privilegiada por haber compartido mi vida con él. Quiero decirle a don Enrique Morente -ha dicho mirando al cielo- 'muchísimas gracias por todo'», y ha abandonado el atril.

Luego, con el almohadón en el que reposaba la condecoración entre las manos y la voz de su marido cantando de fondo, ha reiterado ante los periodistas que estaba «agradecida al mundo entero» por el «respeto, consideración y cariño» con la que estaban tratando la figura del cantaor.

Carbonell ha insistido en la importancia de que la distinción del pueblo francés hubiera sido «en vida», pero, ha recordado con la voz temblorosa de emoción, «vino un rayo y se lo llevó. 'Aquí estoy, cariño, recogiéndolo yo'», ha repetido mirando hacia arriba.

Ha imaginado que si el artista hubiera protagonizado la ceremonia habría hecho reír a todo el mundo porque para él era esencial el sentido del humor.

«Pero yo hoy, como dice Alejandro Sanz, tengo el corazón roto, partío, y no quiero llorar», ha añadido mientras se despedía de los periodistas ante los que no ha querido entrar, porque hoy no era día «para eso», en el curso que lleva la demanda por presunta negligencia que interpusieron contra el hospital en el que Morente murió.

El embajador francés, que ha hecho un sentido resumen de la trayectoria vital del homenajeado, ha asegurado en su alocución que el cantaor granadino, que hubiera cumplido 68 años el pasado 25 de diciembre, era «un gran, gran, gran artista».

«Ha sabido a través del flamenco dar a conocer a los franceses lo que es la realidad del mundo hispánico pero también acariciar nuestra alma y por eso le damos las gracias».

El día de hoy, ha afirmado, es «excepcional y particular» porque familia y amigos -entre ellos Fernando Trueba, Carmen Linares, Laura García Lorca y Juan Diego- se han reunido para homenajear «a uno de los más grandes artistas de nuestro tiempo».

Morente, según Delaye, reunía «un conocimiento enciclopédico de las fuentes» del flamenco pero «desde muy joven quiso trazar su propio camino con la máxima fidelidad al patrimonio».

Por eso, ha dicho, «marcó hitos sin precedentes» y se convirtió «en un referente universal flamenco».