Cans amplía generos para lucir audiovisual más allá de los cortos

moncho torres L. Míguez NUEVA DELHI / EFEO PORRIÑO / LA VOZ

CULTURA

El festival estrenó en su día grande seis documentales y videoclips

22 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Solo faltaba Isabel Coixet, la gran baja de la cita tras sufrir un accidente en un rodaje en Nueva York. De todos modos su trabajo Escuchando al juez Garzón vio la luz y contó con un padrino de honor: Manuel Rivas, quien participó en el rodaje. El hueco de la directora lo llenó, y con mucho arte, otro compañero de igual renombre: Fernando León de Aranoa. Él tomó las riendas del Coloquio na leira y se enfrentó solo a decenas de cámaras de fotos mientras dejaba sus huellas en el camino de las estrellas junto a la iglesia.

Su charla era un preludio del camino hacia la especialización que va experimentando la cita, que también proyectó el documental de Marcos Nine Radiografía de un autor de tebeos y Cambia de papel, un trabajo de María Reimóndez y Farruco Castromán grabado en la India con las oenegés que allí trabajan.

Como Cans cada año también es más música, los videoclips empaparon algo más que la noche del jueves y se expandieron en el día grande con el trabajo de Nicolás Pastoriza Té con Nicolás, el proyecto de Light Sessions de Alberto Baamonde y el primer visionado mundial de La paz mundial, el último trabajo de Siniestro total que ha salido en versión 3D. El grupo también presentó el making of de su disco Country & Western, dirigido por Mikel Clemente, y se encargó de cerrar la octava edición del festival de cortos más irreverente con un concierto. A sus notas se unieron muchas otras espontáneas o preparadas y los aplausos de los asistentes a la hora de reconocer los premios, que repartieron más de 6.000 euros.

«Tosar ya me contó del festival, tiene muy buenos embajadores»

Repartiendo sonrisas tímidas y saludos por todas las esquinas. Así se presentó el director Fernando León de Aranoa en la parroquia más audiovisual de Galicia, una tierra que conoce y admira.

-¿En qué situación encuentra el audiovisual gallego?

-Trabajé aquí y es uno de los mejores recuerdos que tengo. Hay gente con mucho talento y calidad, que es la parte más interesante del sector. Los equipos técnicos y de actores que estuvieron conmigo son muy buenos.

-¿Sorprendido en su primera visita a Cans?

-La verdad es que tengo la sensación de regresar, no de venir por primera vez, y eso es muy bueno. Hacía años que me invitaban pero no podía y tenía ganas. Tosar ya me contó del festival, tiene muy buenos embajadores.

-¿Qué es lo que más valora de citas como esta?

-La proximidad con el público es lo mejor. Para que tenga éxito es imprescindible implicar a la gente, por eso los festivales suelen ir bien en lugares pequeños. Se intentó hacer en Madrid, por ejemplo, y no funcionó. Y este es el paradigma de todo ello. Todos los vecinos están involucrados.

-¿En qué trabaja ahora?

-En la actualidad estoy escribiendo, que es la parte más creativa y la que más me gusta. Nacen los personajes, es un auténtico paritorio. Toda la historia comienza cuando un guionista se sienta delante de la mesa. Imagino que es lo que más me gusta porque empecé por ahí, como guionista. Claro que ahora, después de cinco películas, ya me siento director. Me costó un poco pero está bien, porque ahora ya empiezo a tener ganas de rodar.