El mito se hace realidad, McCartney deleita a los chilenos con su rock'n roll

EFE

CULTURA

«En memoria de George», dijo McCartney al terminar esta sentida interpretación que fue aplaudida y coreada por las casi 50.000 almas reunidas en el Estadio Nacional.

12 may 2011 . Actualizado a las 11:50 h.

La espera «mereció la pena», en eso coincidieron muchos de los chilenos que aguardaron 18 largos años para deleitarse la noche de este miércoles con las melodías y los «himnos» rockeros de una de las leyendas musicales vivas más importantes del globo terráqueo, el ex-Beatle Paul McCartney.

Con un concierto que repasó decenas de los temas del cuarteto de Liverpool, pero también con muchos de sus éxitos posteriores con la banda The Wings y en solitario, Paul McCartney -«Macca» para sus devotos-, conquistó a las 50.000 almas congregadas en el Estadio Nacional de Santiago.

Con puntualidad británica, es decir, a la hora programada, el revolucionario bajista saltó al escenario santiaguino para interpretar «Hello, Goodbye», un melódico tema de los Beatles que enlazó con la intensa «Jet», éste de la banda The Wings.

«Hola Chile, hola chiquillos. ¿Cómo están?», fueron las palabras, pronunciadas en español, con las que McCartney saludó al respetable, antes de que éste se desperezara y comenzara a bailar con las melodías «beatlemaníacas» de «All my loving».

Dos enormes pantalla laterales de casi veinte metros de altura reflejaban todos los movimientos del ex-Beatle, que siempre se mostró simpático, derrochando humor y agradeciendo al público tras cada uno de los temas.

«Sing the changes», una canción de las más recientes de McCartney, perteneciente a su proyecto instrumental conocido como The Fireman, y «Let me roll it», pusieron el toque «rocanrolero» a la velada, con el ex-Beatle imprimiendo cambios de ritmos y exhibiendo todo su pericia a la guitarra eléctrica.

La fase romántica llegó cuando Macca, ya sin chaqueta y con sus manos al piano, interpretó los ritmos lentos de canciones como «The long and winding road», «Let'em in» o «And I love her», un tema, éste último, muy cercano al bolero que simboliza la riqueza musical de la dupla Lennon-McCartney.

«Escribí esta canción pensando en mi amigo John (Lennon)», explicó el músico, antes de quedarse completamente solo en el escenario para interpretar, guitarra acústica mediante, las notas de «Here today», una canción en la que «charla» con su compañero fallecido.

«Dance tonight», «Mrs. Vandebilt» y «Eleanor Rigby» precedieron al segundo homenaje de la noche, esta vez dedicado a George Harrison. Con un ukelele -una guitarra pequeña de cuatro cuerdas- como acompañante, el ex-Beatle se abalanzó sobre «Something», mientras la pantalla central mostraba imágenes de Harrison.

«En memoria de George», dijo McCartney al terminar esta sentida interpretación que fue aplaudida y coreada por las casi 50.000 almas reunidas en el Estadio Nacional.

Tras el momento emotivo, volvieron los tonos enérgicos y los coros pegadizos de «Ob-la-di, Ob-la-da», «Back in the USSR» y «I've got a feeling», pero fue con «Live and let die», tema que el ex-Beatle grabó en 1973 con The Wings, que el respetable enloqueció al ritmo de los riff y de los fuegos artificiales.

Tras una primera despedida, el bajista volvería a escena ondeando una bandera chilena que causó la fascinación del auditorio, ya cautivado cuando McCartney disparó otra trilogía del cuarteto de Liverpool: «Day tripper», «Lady Madonna» y «Get back».

Una nueva despedida y una segunda vuelta al ruedo servirían para que el británico interpretara una de sus joyas, «Yesterday», la canción más versionada de la historia musical.

Finalmente, y como para desechar esa imagen de creador de melodías «ligeras», el revolucionario bajista de 68 años y más de media década de carrera artística se despidió de tierras australes con la fuerza de «Sgt. Pepper's lonely hearts club band», y de ese tema que puso acta de nacimiento al heavy metal, «Helter Skelter».