Mankel pone África por delante al recoger el Premio San Clemente

concha pino SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

El escritor sueco asegura que nunca resucitará al inspector Wallander

11 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El escritor sueco Henning Mankel recogió en el IES Rosalía de Castro de Santiago el Premio Arcebispo Juan de San Clemente por su novela El chino. Recibió el galardón él solo, porque no pudo asistir el pasado año al acto de la 15.ª edición del certamen.

El autor de la famosa serie de diez novelas protagonizadas por el inspector Wallander, al que dice que no resucitará, fue el más breve en el largo protocolo del acto, en el que reclamó respeto para las lenguas, incluidas las no verbales, como la danza, lo que explicitó contando dos pequeñas historias ilustrativas de su convencimiento. Porque Mankel habló en portugués de Mozambique, el país en el que, desde hace 25 años, pasa la mitad de su vida y donde dirige el Teatro Nacional de Maputo.

Compromiso

Mankel se mostró locuaz en una masiva rueda de prensa antes de recoger el premio. Habló de literatura y de su compromiso social, de su visión del mundo y de la sociedad actual. También de África, con la que dijo que es necesario que Europa recupere la relación que tenía «antes de la colonización», porque, a su juicio, «África necesita nuestra ayuda. Es verdad, pero nosotros también necesitamos la suya. Tiene muchas cualidades que perdimos aquí». Se refirió a la situación que se produce en Lampedusa con los barcos de inmigrantes para decir: «Esa no es la Europa que yo quiero».

En otro momento de su distendida intervención, respondió que las revoluciones en el norte de África le parecen muy importantes y que es un movimiento muy positivo, sobre todo por el papel de los jóvenes y de las nuevas tecnologías de la comunicación, «pero nadie sabe qué va a pasar, por eso es necesario tener cuidado».

Respondió a una pregunta sobre el auge y el poder que está tomando China, y después de decir que le parecía lógico, que en el fondo estaba recuperando su situación de hace siglos, apuntó que le pone muy nervioso su presencia en África: «Veo actitudes coloniales, y tenemos que impedir que suceda», señaló.

Contó que cuando escribe teatro lo hace a mano, «porque su ritmo es más lento. Es la única diferencia con la narrativa», y que nunca sabe de antemano si lo que va a escribir será narrativa, ensayo o teatro: «Tengo muchos privilegios en mi vida, y uno de ellos es escribir. Es como una puerta abierta para ir a un sitio y siempre puedes volver al primer cuarto». Con todo, hizo un canto al teatro, «porque hoy es lo único que no se repite nunca de la misma forma». Y sentenció: «Si perdemos esto, seremos muy pobres».

Lo que no sabía Mankel es que el acto para recoger el galardón que le concedió un jurado de diez alumnos gallegos de bachillerato coincidía con un homenaje a Federico García Lorca del mismo instituto Rosalía de Castro, porque se cumplen 79 años de la presencia en este centro del poeta cuando visitó Santiago en 1932, un viaje del que nacieron sus Seis poemas galegos. Ayer se colocó una placa en la fachada del antiguo Colexio San Clemente, y fue Henning Mankel quien la descubrió.

Lorca

La coincidencia fue feliz para el novelista y dramaturgo sueco, porque se había referido a Lorca como uno de los grandes autores de teatro de la historia, al nivel de Shakespeare e Ibsen. De hecho, representó en Maputo La casa de Bernarda Alba, y, según dijo, fue mágico. Y le gusta también Goya, «que siempre cuenta historias», y ha venido a Madrid para ver su pintura.

El escritor sueco siempre alude a África en sus respuestas. Asegura que la solución a los problemas de África «pasa por darles más poder a las mujeres», en cualquier sociedad, porque, recordó «ninguna mujer empezó nunca una guerra».

«Como intelectual, tengo la responsabilidad de denunciar lo que no está bien»

Wallander iba a hacer el Camino

Mankel aseguró que él nunca hará lo que hizo Conan Doyle con Sherlock Holmes. Aunque no resucitará a Wallander, no descarta, sin embargo, que la serie del famoso inspector pueda continuar con su hija, «que también es policía» y ya apareció en alguna de las novelas. Lo que sí es nuevo es que su famoso policía estuvo a punto de hacer el Camino de Santiago para ver si resolvía sus problemas. Fue en la última novela de la saga, «El hombre inquieto», y contó que se le ocurrió porque un actor que lo interpretó en el cine en la versión sueca lo hizo. Pero lo descartó: «Pensé que él no lo haría, pero resulta que el actor y el autor vinieron a Santiago, así que de algún modo Wallander también estuvo aquí».