Fallece a los 99 años Ernesto Sábato, la conciencia crítica de Argentina

agustín botinelli BUENOS AIRES / CORRESPONSAL

CULTURA

El autor de «El túnel», que iba a recibir hoy un homenaje en la Feria del Libro de Buenos Aires, documentó las muertes y desapariciones de la dictadura en su informe «Nunca más»

01 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La literatura argentina despide a uno de sus iconos populares. El escritor Ernesto Sábato murió ayer, a los 99 años, en su casa de Santos Lugares, una localidad ubicada al sudeste y a pocos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Autor de El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador, y premio Cervantes en 1984, también fue uno de los rostros emblemáticos del regreso democrático, al encabezar la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas.

Su fallecimiento fue confirmado por su colaboradora y compañera de los últimos años, Elvira González Fraga. «Hace quince días tuvo una bronquitis», contó a los periodistas y agregó: «Estaba sufriendo desde hace tres años, era doloroso verlo, pero todavía pasaba algunos momentos buenos, principalmente cuando escuchaba música, su otra gran pasión, junto con la literatura y la pintura».

Nacido el 24 de junio de 1911 en la ciudad bonaerense de Rojas, fue novelista, ensayista, físico y pintor aficionado. Precisamente hoy iba a ser homenajeado en la Feria del Libro de Buenos Aires por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires.

Retirado de la vida pública

Los restos del escritor fueron velados ayer por la tarde en el club Defensores de Santos Lugares, un sitio en el que Sábato pasó muchas mañanas disfrutando de largas partidas de dominó y conversando con sus amigos del barrio.

Retirado de la vida pública ya no concedía entrevistas y su deteriorada salud no le permitía siquiera asistir a los innumerables homenajes que le dedicaron en los últimos años.

Testigo y paradigma de su tiempo, la figura del escritor adquirió una dimensión todavía mayor al final de la dictadura militar argentina con su labor al frente de la comisión sobre desapariciones, cuyas conclusiones fueron publicadas en el libro Nunca más (más conocido por su título oficioso Informe Sábato).

Ayer, Ricardo Gil Lavedra, uno de los que juzgó a los dictadores militares, recordó así al escritor: «Tengo un dolor muy profundo. Era un hombre muy vinculado a valores y principios».

Textos quemados

«Nunca me he considerado un escritor profesional, de los que publican una novela al año. Por el contrario, a menudo, en la tarde quemaba lo que había escrito a la mañana», declaró Sábato una y otra vez para referirse a esa obra que marcó a las generaciones de los sesenta y setenta y que se desdibujó cuando sus ojos comenzaron a fallar, para ser reemplazada por la pintura.

Sus últimos escritos, memorias y crónicas de la vejez, constituyen su postrera despedida de la literatura, más allá de algún destello vital, como la conmovedora confesión de amor a su colaboradora Elvira Fernández Fraga, hoy al frente de la fundación que lleva su nombre.

El historiador Pacho ODonnell justificó, por su parte, uno de los hechos que más se criticó a Sábato: el haber participado en un almuerzo con el general Jorge Videla. O? Donell recordó que «en aquellos tiempos de terrorismo de Estado, si uno se negaba a una invitación del dictador lo que cabía hacer era salir del país y Sábato había decidido quedarse en la Argentina».

El humanista trascendió finalmente al escritor y el anciano vecino del barrio fue la última imagen que dejó Sábato para quienes lo amaron y quienes no.