Kiko Veneno explica qué dice la gente

santi díaz

CULTURA

22 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Kiko Veneno

Sala Capitol. Santiago. Público: 300 personas. 18 euros

Con levita y pantalón de lino blancos. Su pelo blanquísimo y los zapatos también blancos. Gritos de «¡guapo, guapo!» desde el público celebrando su porte. El grupo, también de lino, pero color teja. Problemas de sonido hacen que no suene su guitarra. Para la primera canción, la española. Detrás de él, en un soporte, una Stratocaster con apariencia de tener mucha vida en los trastes. Uno no puede evitar pensar si habrá vivido grabaciones clave como la del debut de Veneno o Échate un cantecito.

Un brusco petardazo: el problema era el cable. Algunas palabras de Kiko Veneno para presentarse y empieza el concierto con Me siento en la cama. La segunda, Cadena de oro, del nuevo disco, Dice la gente. Fraseos de corte africano apelando a la música que ha influenciado sus últimos discos. Un par de canciones más allá, otra de sus influencias. La forma de recitar los versos de La chispa recuerda inevitablemente a Dylan, al Dylan que haría rumbero en el 95 con Memphis blues again, haciéndola suya. Esta llegaría de penúltima. También hizo suya y sonó el viernes Bird on a Wire, de Leonard Cohen, como Pájaro en el cable. Hubo también reivindicaciones a su historia, con Los delincuentes, de su histórico debut con Veneno. Guitarras de corte árabe en Dice la gente y homenaje costumbrista en su canción dedicada a Andalucía. Con Joselito llega una pequeña locura. Aplausos, silbidos y palmas. Letras coreadas. Kiko no se ha mostrado especialmente participativo durante la noche, pero la complicidad de la gente lo lleva en volandas, sube la atmósfera de bar. La rama de Barcelona, que mejora en directo, mantiene con rumba el ambiente, para terminar con el Memphis blues y la chirigota de El mosquito suicida. El bis comenzaría más intimista, Kiko tan solo con su guitarra desgarrando una ruptura con Bilonguis. Por último, lo que empezó como El lince Ramón terminaría como En un Mercedes blanco.