«No querría ver a mi hija a los 16 metida en esta industria»

ANGÉLICA MARTÍNEZ

CULTURA

En uno de sus mejores años desde el «El caso Bourne», Matt Damon hace doblete en la cartelera con «Más allá de la vida», de Clint Eastwood, y «Valor de ley», de los hermanos Coen.

11 feb 2011 . Actualizado a las 11:00 h.

Es un actor polivalente y ahora cotizado, y es un guionista con Oscar por El indomable Will Hunting (Gus van Sant, 1997), una historia escrita a cuatro manos con su amigo de la infancia Ben Affleck. Este ex alumno de Harvard que abandonó sus estudios cuando le faltaban doce créditos para graduarse en Drama es, a sus cuarenta años y según la revista Variety, el intérprete más importante de su generación. Inteligente e introvertido, su carrera está marcada por papeles muy diferentes.

Tras el estreno, en enero de este año, de Más allá de la vida a las órdenes de Clint Eastwood, vuelve ahora a la cartelera con Valor de ley, de los hermanos Coen, en donde da vida a un policía de Tejas. El próximo mes, además, está prevista la llegada a España de Destino oculto, un filme fatalista de George Nolfi en donde encarna a un político enamorado de una bailarina, papel protagonizado por Emily Blunt.

Apenas unos días después de que su mujer, la diseñadora argentina Luciana Barroso, diera a luz a su cuarta hija (las otras son Alexia, de 11 años, producto de una relación anterior de ella, pero a quien Matt Damon adoptó; Isabella, de 4; y Gia, de 2) hablamos en exclusiva con él sobre la película.

Haga balance. ¿Cómo fue el año 2010?

Ocupado, muy ocupado. Rodé Más allá de la vida en enero, y enseguida Valor de ley, donde tengo un papel secundario que no me exigió demasiado. De junio a septiembre descansé y después hice Destino oculto. Así que ahora el tiempo lo dedico todo a mi bebé. Parece que hago mucho porque los estrenos coinciden en la cartelera, pero en realidad trato de rodar una película al año y, si puede ser, en Nueva York.

¿Elige entonces los trabajos de acuerdo con los intereses familiares?

Sí. Entre nosotros hay una comunicación muy abierta. Quiero que mis hijas sepan quién soy y cómo pienso, que tengan los mismos valores que yo. Trato de encontrar formas de acoplar carrera y familia. Por ejemplo, Invictus (Clint Eastwood, 2009) me exigió estar dos meses en Sudáfrica y mi hija mayor tenía colegio, así que decidí pagar los pasajes de avión y la estancia a todos sus compañeros de clase para que durante un mes estudiaran sobre Mandela.

¡La clase entera!

Sí. O llevaba a todos o no rodaba la película.

Los hombres que interpreta en «Valor de ley», «Destino oculto» y «Más allá de la vida» no escapan a su destino. ¿Cree que el camino del ser humano está marcado de antemano?

A mí me parece que en ocasiones la fortuna se encuentra de nuestro lado, pero en otras las decisiones que tomamos son las que influyen en nuestra vida. Quiero pensar que elegimos lo que nos ocurre, aunque a veces la suerte juegue su papel.

¿Cómo prepara sus personajes? ¿Tiene alguna técnica especial?

En el caso de Más allá de la vida no sentí la necesidad de visitar a ningún vidente porque la historia estaba escrita de forma sensacional. Cuando un guión está hecho como una obra de teatro no tienes que estudiar, pues todo lo que el actor necesita para su trabajo está sobre el papel. En cuanto a esta de Valor de ley, los hermanos Coen me explicaron perfectamente lo que esperaban de mí y yo seguí sus indicaciones.

¿Por qué quiso hacer un filme como «Destino oculto»?

Es diferente a todo lo que he visto en el cine. Tiene un tono fresco, distinto y único. Pensé que era un gran riesgo rodarlo porque, aunque es una historia romántica, al mismo tiempo tiene un elemento fantástico inesperado. Creo que George Nolfi ha conseguido dirigir una gran película.

Como han hecho ya otros actores, ¿a usted le interesa lanzarse como realizador?

Estoy muriéndome por dirigir una película. Definitivamente es algo que voy a hacer y ahora mismo estoy buscando el proyecto adecuado.

Dejemos el trabajo a un lado y hablemos de su vida personal. ¿Su ego ha aumentado con el éxito?

Cuando era joven era muy ambicioso. Solo me interesaba aquello que iba a ayudarme en mi carrera. A los 16 años dije que quería ser actor, Ben [Affleck] tenía entonces 14, y los dos íbamos en autobús de Boston a Nueva York para presentarnos a todas las audiciones posibles. Abrimos una cuenta de banco compartida donde ingresábamos lo que ganábamos. Mis padres no querían que yo me metiera en esto, no creían que pudiera tener futuro en el cine y les parecía una pérdida de tiempo. Mirando hacia atrás los entiendo: yo tampoco querría ver a mi hija a los 16 en esta industria. Sin embargo yo en aquel momento tenía un apetito insaciable por interpretar.

¿Compartía esa hambre por el triunfo con su amigo Ben Affleck?

Sí. Ahora, ya de adultos los dos, hemos hablado mucho sobre ello, y aún no sabemos qué era lo que nos movía a soñar con el éxito en Hollywood. Nos alimentábamos el uno al otro, organizábamos almuerzos de trabajo durante el receso escolar en los que solo estábamos él y yo. Éramos dos jóvenes muy precoces.

Y a esa edad ¿qué era lo que le atraía? ¿La fama, el éxito, las mujeres...?

Sí, pero déjame decirte que es verdad esa frase que dice que la fama solo se disfruta durante una semana, luego es un incordio. Lo mío va mucho más allá y ni siquiera la disfruté siete días, ser conocido siempre me ha parecido una carga.

¿Alguna vez sintió la presión del fracaso?

Siempre existe, claro. Además, en Hollywood hay una regla no escrita según la cual no puedes tener tres fracasos de taquilla seguidos. Después de hacer La leyenda de Bagger Vance con Robert Redford en el año 2000 y Todos los caballos bellos con Billy Bob Thorton, muy pocas personas confiaban en el éxito de El caso Bourne (Doug Liman, 2002). Y lo cierto es que mi teléfono, después de aquellas dos películas, había dejado de sonar, pero a la semana siguiente del estreno de la serie Bourne me habían ofrecido veinte guiones.

Hablaba antes de sed de triunfo y mucha ambición. ¿Se considera ya saciado?

Puede ser, sí. Pero a mí me encanta mi profesión y quiero dedicarle toda mi vida.

¿Quién le inspira?

Me gustaría ser como Clint Eastwood. Lo admiro mucho como persona y director. Filma historias que lo apasionan, cualquier guión que despierta su curiosidad lo lleva a la gran pantalla y eso es precisamente lo que yo quiero hacer: rodar sin pensarlo demasiado.