Plácido Domingo, profeta en su tierra

La Voz

CULTURA

Faltó alguna muestra más de música española, pero el tenor fue aclamado como un héroe.

23 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

En los días previos al concierto que el Real dedicó a Plácido Domingo por su aniversario se habló mucho sobre las ausencias de artistas que finalmente no acudirían (Ramey, Salminen, la Dessì o la Gheorghiu, que sí asistió al teatro pero no cantó?), y de aquellos que no fueron convocados (Nucci, Raimondi, ?); pero en este tipo de galas es difícil hacer coincidir las agendas de los profesionales con los deseos de los organizadores. En cualquier caso, la parte musical aportó el oportuno brillo. James Conlon se mostró sobre todo como un flexible y experto acompañante de cantantes. Hubo bastantes de estos que en su día salieron del concurso vocal Operalia, impulsado por Domingo en todo el mundo; otros que, como el gran Juan Pons, compartieron con él escenario durante los años dorados, y se contó con algunos de los más destacados de hoy que nunca habían actuado en el Real (Bryn Terfel, Erwin Schrott), o lo habían hecho en contadas ocasiones (René Pape). Fue el extraordinario Pape quien deparó a los presentes el momento musical más conmovedor, con una modélica recreación del monólogo de Felipe II, mientras Terfel cerraba la primera parte con el Te Deum de Tosca para lograr una de las mayores ovaciones de la noche. Ainhoa Arteta, vetada hasta la fecha por alguna mano negra, compareció por fin, fue recibida con un espontáneo «bienvenida» por el público y firmó un Sola, perduta, abandonata de clase suprema. Las elecciones de Strauss y Wagner tuvieron menor interés, pero en este tipo de actos el público valora sobre todo el alarde vocal, el poderío como el que exhibió ese portento llamado Dolora Zajick en su incontestable O don fatale. En la ópera, la voz suele ser el mejor vehículo para suscitar las emociones, algo que sabían los padres fundadores de aquello que denominaron «recitar cantando», y una suprema recitadora, Teresa Berganza, fue la encargada de sellar el momento más emotivo de la gala solo mediante la palabra, aunque también se animase a susurrar el Happy birthday a lo Marilyn. Faltó alguna muestra más de música española, pero Domingo pudo ser profeta en su tierra, aclamado como un héroe y reivindicando sobre el escenario el poder seguir haciendo feliz a la gente algunos años más con el mejor de los bálsamos, la música. A esa hora, la platea entera parecía ya un mar de llanto.

Teatro Real.

Concierto homenaje a Plácido Domingo. Arteta, Pape, Pons, Terfel, Denoke? Sinfónica de Madrid. Coro del Real. James Conlon, director.