Lo que le distingue de otros actores cómicos es que Juanito Navarro le dio a todo: teatro, televisión (dramáticos, variedades, seriales?), radio, música e incluso cine, del chusco, aunque tenga poca culpa, pues solo iba a donde le pagaban. Era un todoterreno que al extender su carrera más allá de 60 años de actividad se vuelve singular en el panorama español. Otra cosa era la calidad de su humor, del que llamaban popular, ese que escoraba a lo chabacano («picante», decían) porque la gente lo pedía, aunque fuera haciendo de paleto. En sus innumerables apariciones en el cine como secundario, ninguna de sus películas escaparía a la hoguera. Estuvo en muchas españoladas, en bastantes del destape y en varias con ribetes paródico-reaccionarios en los años ochenta, en buena parte para Mariano Ozores, en una trayectoria que culminó con el crac de la chusquería actual, Santiago Segura, para Torrente II . Sin embargo fue un número uno de la revista en los sesenta y salió en varios episodios del prestigioso Estudio 1 . Suficiente para recordarle.