«Tenemos un problema gordo con el rasero con que se juzgan los estrenos»

PACHO RODRÍGUEZ

CULTURA

Uno como productor, protagonista y hasta músico, y el otro como arriesgado director. Luis Tosar y Jorge Coira, compañeros de instituto, vuelven a trabajar juntos en «18 comidas».

19 nov 2010 . Actualizado a las 11:41 h.

En el principio fueron dos conatos. De corto y medio metraje. Así los califica Luis Tosar (Lugo, 1971), al referirse a la antesala del cine que vivieron él mismo y Jorge Coira (Rábade, 1971). Tosar, que es un actor en racha al que le pasan cosas como que participe en las tres películas españolas que optaron a ser representantes de cara a los Oscar, pone cara de satisfacción al recordar que ninguno de esos proyectos vio la luz.

Jorge Coira le mira, con cierta admiración correspondida, pero consciente de que está frente a un grande. Compañero de pupitre en sus días de instituto, amigos, pero ante un grande. Que, por cierto, no va de ello. 18 comidas es la película que los ha unido, no solo en lo de hacer cine, sino en la aventura de acometer un proyecto desde la producción. Luis Tosar participa, así, como actor, como productor y hasta como músico.

18 comidas debería ser una película de notable aceptación por parte de la crítica y público. Hay buenos actores y buenas historias y un escenario gallego a la altura. Y hay riesgo y experimento, improvisación por parte de los actores frente a sus tramas, y un director, Jorge Coira, que prefiere jugársela así. Les sale una película original con grandes momentos. Aquel tiempo de los conatos, evidentemente, ha pasado a la historia. Luis Tosar y Jorge Coira hablan de este presente en forma de 18 comidas, muchas historias, algunas muy gallegas, con intérpretes como Esperanza Pedreño o Víctor Clavijo.

Jorge Coira. La película se parece mucho a lo que podíamos haber pensado en un principio que sería.

Luis Tosar. Las ideas, en un principio, eran demasiado vagas acerca de lo que queríamos hacer. Era más una emoción que otra cosa. Pero, finalmente, creo que ha salido lo que queríamos. No había nada tan concreto. Para mí sí es el tipo de película que queríamos hacer.

J. C. No teníamos tan claro cómo concretar la idea, pero el espíritu de la película se mantuvo desde el principio hasta el final. Yo no tuve ninguna sorpresa desagradable en cuanto al resultado final. En el proceso de montaje funcionó todo lo que yo tenía preconcebido.

Pregunta. ¿Esta es una película en la que nadie sale ganando, como en la vida misma?

J. C. Cada personaje está pensando y persiguiendo un objetivo distinto. Cuando estos objetivos son los que definen el ser o no ser feliz, cuando se persigue ser feliz, nadie gana. En el espíritu de la película estaba eso de que los actores intentaran ser felices.

P. Luis Tosar marca cierto tono de la película desde su faceta como músico. ¿Cómo lo vieron?

L. T. Sí. Hay una canción, Todo me sale mal, que está muy presente. Pero es más cosa de la banda sonora. De la canción de Piti Sanz. Y creo que más de sus circunstancias personales.

J. C. Hay canciones que son anteriores a la película pero que luego forman parte del paisaje de la historia y encajan con los personajes.

P. ¿Es una película para todos los públicos o para gente cinéfila?

L. T. Yo espero que guste a mucha gente. La cuestión es que llegue, que se pueda ver. Creo que tenemos un problema gordo con el rasero con el que se juzgan los estrenos. Y no me refiero a asuntos de infraestructuras, leyes y demás. Hablo de que si alguien se va a un videoclub y saca una película, la ve con el placer de alguien a quien le gusta el cine, más allá de que le guste la película o no. Con los estrenos, en España, en general, pasa que no hay esa actitud relajada de disfrutar de lo que se va a ver. En realidad, hay más una postura de querer ver solo lo que a uno le gusta. Creo que tiene que ver con ese momento de ocio que hay que incluir en esas fases de estreno. A mí me pasa también. Las exigencias del estreno colocan a la película en una situación en la que se la juzga con un rasero muy alto.

P. ¿Querían que en esta película hubiera mucha Galicia?

J. C. Yo quería que la película pasara en Santiago. Y quería que salieran lugares que a mí me gustan, como la plaza de la Quintana. Es una ciudad en la que vivimos y me parece bonito poder contar historias que pasen en Santiago. Hay mogollón de películas que se ruedan en Nueva York y casi ni te fijas.

L. T. Es un Santiago al que no es fácil acceder para el turista? Hay algo de retrato urbano. Pero es inherente a la ciudad. Es una ciudad muy peculiar, con una luz especial.