Sentando cátedra. Pasados casi 70 años desde su rodaje, la película todavía se utiliza como referente para todo tipo de fastos, inauguraciones aunque no haya por el medio amigos americanos. A Edward G. Robinson no le gustó y no permitió que ganara el Festival de Cannes.
Risas contra la pena de muerte. Una de las palabras que más se utiliza acerca de esta película de 1963 es «alegato». La manera de declararse en contra de la pena de muerte en la España de Franco era una comedia piadosa con las víctimas y con los verdugos de oficio. Una comedia que definió el cruce de la risa con la España negra.
Un pobre en mesa de ricos. Berlanga carga contra la caridad burguesa a partir de una campaña puesta en marcha por el régimen franquista bajo el lema «Siente a un pobre a su mesa», que para el director no era más que una manera de limpiar conciencias. Aspiró al Oscar a mejor película extranjera, pero le ganó Ingmar Bergman.
Superando la guerra. Dicen que la risa ayuda a superar los problemas. Berlanga vio prohibido este guión durante 20 años, pero sabía que hacían falta algunas comedias sobre la Guerra Civil, entre otras cosas porque toda comedia deja un retrato de fondo. Si Shakespeare lo hizo con las guerras inglesas, ¿por qué Berlanga no iba a hacerlo?