Carlos Núñez cumplió su sueño y regaló un concierto memorable

C. P. SANTIAGO/LA VOZ.

CULTURA

El limitado aforo provocó la protesta airada de un sector del público hasta que retiraron las vallas

12 sep 2010 . Actualizado a las 03:48 h.

El músico y gaiteiro vigués Carlos Núñez cumplió ayer por la tarde-noche su sueño de protagonizar un concierto de la envergadura musical del que ofreció en la plaza del Obradoiro junto con la Orquesta Sinfónica de Galicia, dirigida por el irlandés David Brophy, y con la banda irlandesa The Chieftains.

Fue un sueño cumplido, pero también representó todo un regalo para las cerca de siete mil personas que finalmente pudieron asistir al espectáculo y que agradecieron con su aplauso y su entusiasmo un programa cargado de pequeñas grandes sorpresas musicales.

Pero la actuación empezó cargada de tensión por la limitación del aforo en la plaza, de unas 5.000 personas. Las airadas protestas del sector de público que se quedó en la entrada del Franco confundieron al gaiteiro vigués hasta tal punto que pensó que eran de carácter político, y se dirigió al auditorio diciendo: «Os políticos pasan, pero a música sempre quedará, é nosa», e hizo un pequeño alegato que comenzó cuando contó que pertenecía a una familia comunista. Tras el siguiente tema rectificó, porque le pasaron una nota explicando que la pataleta era por el aforo, así que anunció que la TVG transmitía el concierto a partir de las once de la noche y aseguró que el espectáculo «o pagamos todos». Pero los gritos de «¡organización dimisión!» arreciaron, y ante la amenaza de avalancha tras las vallas, la Policía Nacional decidió abrir, «porque podía ser peor o remedio», como señaló alguien.

La música pudo más que la tensión y la sinfónica y la tradicional se empastaron y alternaron, se unieron en un mano a mano de notas y armonía, con solos de gaitas, de violines tradicionales irlandeses, arpas y percusiones. Como si de un ejército musical se tratase, Carlos Núñez y el maestro David Brophy, director de la orquesta de la Radiotelevisión irlandesa, la National Symphony Orchestra of Ireland, actuaron como dos generales al frente de un combinado de tropas aliadas, al que se unió Paddy Moloney para completar el mando. Como había adelantado Carlos Núñez, en el escenario estuvo también como invitada la banda de gaitas formada por él mismo para este concierto con una nueva generación de gaiteiros y gaiteiras.

El público vibró desde la primera obra, Non te namores meniña , un aperitivo tras el que llegaron la alborada que le dedicó a Núñez el irlandés Shaun Davey; una pieza de Andrés Gaos y un tema inédito y especial como la Muiñeira de Monterrei , de Sarasate, obra de gran dificultad que Carlos Núñez lleva perfeccionando desde que la descubrió a los 16 años y que ayer tocó por primera vez ante el público.