La celebración de la grandeza del pop

CULTURA

07 sep 2010 . Actualizado a las 03:44 h.

Como ocurrió en el Xacobeo 10 con Muse, el domingo era el día de Arcade Fire. Se le llamó MTV Day, pero en los corazones de la audiencia se rebautizó como Arcade Fire Day. ¿El resto? Meros personajes secundarios de su película. Algunos merecidos ?el insufrible Johan, por ejemplo?, otros no tanto ?unos muy dignos Echo & The Bunnymen revisando un repertorio impecable?, pero la realidad es la realidad. Y esta indicaba que la inmensa mayoría de las 15.000 personas que se desplazaron hasta el Monte do Gozo lo habían hecho con un único fin: ver en directo a la mejor banda de la década pasada.

No defraudaron. O casi. Los dos fantasmas que flotaban en el ambiente se disiparon sobre el terreno. Primero, no hubo ni caos, ni avalanchas, ni ninguna de esas desgracias que se llegaron a predecir. Y segundo, el grupo desechó la idea de tocar solo temas de The Suburbs, el último álbum, y se plantó en Santiago con un completo grandes éxitos diseñado a la medida de un público que, totalmente entregado de antemano, los recibió con los coros de Wake Up.

Pronto dejaron claro que venían a morir. Tras arrancar con Ready To Star, invocaron sin contemplaciones a Laika y No Cars Go. Todo en su mano para arrollar, pero, de pronto, surgió un problema inexplicable. Y ahí llega el casi. En zonas concretas del recinto ?por ejemplo, el foso justo delante de la mesa de sonido?, el público suspiraba por más volumen. Todo ello mientras que en los laterales o en la grada se recibía la potencia suficiente. Luego, la mezcla en esa parte inicial del concierto tapaba instrumentos ?¿alguien escuchaba las cuerdas? ¿y el xilófono??. Pero lo peor, lo que parecía irremediable, estaba en otro lado: No Cars Go evidenció que algunos temas no lograban la tensión que exigía el guión.

Afortunadamente, todo se fue resolviendo sobre la marcha y, únicamente, la inmensa Intervention dio muestras de flaqueza con una revisión plácida que no hizo sino empequeñecerla. Justo después de ella, Crown Of Love ponía todo en su sitio y acompañada de una mejora en el sonido, hacía rodar, ya de verdad, la noria de la ensoñación.

A partir de ahí, cada cual tuvo que abrir su caja de suspiros particular y dejarse llevar por los encantos de una banda que se reafirmó como la mezcla perfecta entre grandiosidad e intimismo, oscuridad y luz. Neighborhood #1 hizo que Santiago trotase, eufórico y al unísono, en busca de un mismo destino: ese placer turbador, que eleva el alma y ensancha el espíritu.

Sí, hablamos de la grandeza de la música pop en todo su esplendor, eso en lo que Arcade Fire nos han hecho creer. Como una fuerza viva y arrolladora Neighborhood #3 se entregó al paroxismo y, al fundirse con la inmensa Rebelion (Lies), creó posiblemente los diez minutos más intensos que se hayan podido ver en vivo en Galicia este año. Todo ello antes de despedirse, volver, recuperar Keep The Car Running y terminar tal y como empezó la audiencia: celebrando con Wake Up el habernos conocido. Nosotros a ellos y ellos a nosotros. Todo fundidos en un abrazo que decía !Ooo, oooooo, oooooo, ooooo!

MTV Day. Santiago, Monte do Gozo. 15.000 personas.