La Xunta no asumirá la Fundación Cela hasta que gaste la mitad

M. Cheda SANTIAGO/LA VOZ.

CULTURA

Cultura formaliza con la viuda del nobel el pacto cuyo desarrollo le permitiría llevar al Gaiás fondos de su marido

03 jul 2010 . Actualizado a las 03:29 h.

El titular de la Consellería de Cultura, Roberto Varela, y la todavía presidenta de la Fundación Camilo José Cela, Marina Castaño, firmaron ayer en Santiago un convenio pensado para que la segunda institución, hoy privada y en galopante crisis, pase a depender de la primera. ¿Cuándo? Dependerá de cómo vayan transcurriendo las cosas, pues el concierto, cuyo contenido literal la Xunta se negó a difundir, vincula la ejecución del proyecto al cumplimiento efectivo, según una nota de prensa, «dun plan de racionalización do gasto» que el Gobierno autónomo eludió detallar.

Extraoficialmente, fuentes conocedoras de ese programa explicaron que, en virtud de este, la entidad de Iria Flavia (Padrón) tendrá que reducir el global de su desembolso anual hasta el entorno de los 350.000 euros, frente al de 676.456 que realizó a lo largo del 2009. Dicho de otro modo, en comparación con el ejercicio pasado, en los sucesivos habrá de gastar un 48,2% menos, a base de ahorrar en amortización de deuda, inversiones para el mantenimiento de su patrimonio y, mayormente, trabajadores. No en vano, solo el capítulo de personal absorbe, del conjunto de los consignados en su presupuesto, dos de cada tres céntimos.

Si es que lo consigue, cuando la fundación logre reconducir esa situación financiera, algo que sus gestores auguran ya para el 2010, el actual patronato de la sociedad será disuelto para permitir la constitución de otro que, compuesto por entre 20 y 25 miembros, la Administración gallega controlará con mayoría absoluta. De inmediato, como marca la hoja de ruta recién rubricada por ambos, Roberto Varela relevaría en su cargo a Marina Castaño, quien pasaría a ocupar otro de nuevo cuño sin competencias ni remuneración: la presidencia de honor.

Ahí sería cuando la Xunta asumiese propiamente el mando de la institución, cuya sede, que promete potenciar y dinamizar, se mantendría donde hoy. Como en la práctica ya viene haciendo desde el 2008, a partir de esa fecha, ya por obligación, debería aportar gran parte de los fondos necesarios para el funcionamiento ordinario de la fundación, pero de momento no ha precisado cuánto es eso. A cambio, se garantizaría su tutela y, aunque ayer rehuyó ir tan allá en su comunicado, materializaría la idea de ubicar en el Gaiás, como cedido en comodato por 62 años, parte del legado del nobel.