Air y Delorean rivalizaron en la última jornada del Sónar-Galicia

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA/LA VOZ.

CULTURA

El escenario SónarClub se llenó de un público atraído por los 2 Many Dj's y los disyoqueis de corte más bailable

20 jun 2010 . Actualizado a las 02:30 h.

El Sónar-Galicia estaba obligado a desplegar todo su poderío. Las 7.500 personas que acudieron a su jornada final deseaban perderse en sus encantos. Para darles cabida, abrió sus puertas el SónarClub, el escenario más grande. La disyóquey gallega Eme tuvo el honor. A las 21.30 pulsó el play y sus discos empezaron a girar. A golpe de electro-pop hizo que el público más hedonista del festival encontrase su lugar.

Todo ello ocurría al mismo tiempo que Alva Noto y Blixa Bargeld desplegaban su insólito proyecto en el SónarComplex, el auditorio del recinto. El lustre del mago de la electrónica y el componente de Einsturzende Neubaten hizo desbordar todas las previsiones. Muchísimas personas se quedaron a las puertas frustradas.

Dentro, Blixa desplegaba su dicción tétrica entre lo crooner y el spoken word. Luego, la estrujaba acercándose a la mismísima Marianne Faithfull. Y al final, la afilaba en alaridos terroríficos. Noto, por su parte, hacía de eficaz cirujano electrónico ofreciendo precisos cortes de bisturí sobre el verbo del alemán. Un planteamiento, eso sí, abiertamente radical. Tanto que hizo que muchos optasen por irse.

Antes, provocó reacciones similares Flying Lotus, que presentaba el aplaudido Cosmogramma. Su mezcla de hip-hop y jazz en clave tan bruta como abrupta no casó con los amantes del baile fácil, pero enamoró a los oídos inquietos. Al igual que Mathew Herbert el viernes, se escoró hacia el más difícil todavía y dejó un concierto estupendo para el recuerdo.

Le siguieron los portugueses Octa Push, apelando directamente a una pista llena de compatriotas, que bailaron su set de garage sazonado con aromas africanos.

Estrés en las elecciones

El incremento de la oferta de escenarios provocó conflictos sentimentales. A las diez y media, empezaban su actuación los franceses Air, uno de los atractivos principales del evento. Rivalizaban con Delorean, un grupo vasco de menor nombre pero con un amplio club de fans. Los franceses optaron por el pop ensoñador y, como tocaba, centraron su actuación en Love 2 , su último trabajo. Abrieron con las espirales de Do The Joy. Siguieron ligeramente tropicales con Love y dejando claro que lo suyo iba a ser un recital suave y aterciopelado.

Al lado, en el escenario Sónar Village, Delorean reafirmaron los encantos de un directo demoledor. El tópico de «si fueran americanos arrasarían» no vale con ellos. Ya demostraron que arrasan con los americanos. Y en el Sónar sacaron petróleo de su repertorio e hicieron de la audiencia prácticamente lo que quisieron. El mismo poder que se les presuponía a Hot Chip y 2 Many Dj's, que actuarían después del cierre de esta edición.

Tantos buenos momentos tuvieron un lógico fin. Durante todo el día flotó un mismo deseo en el ambiente: que el Sónar-Galicia 2011 sea una realidad.