Hogueras, hierbas, olas y sardinas

Redacción

CULTURA

Galicia sucumbe al hechizo ancestral del fuego y celebra la noche más corta y esperada del año con viejos rituales de purificación y festines gastronómicos

23 jun 2010 . Actualizado a las 10:22 h.

Veinte siglos de civilización sucumben cada 23 de junio al hechizo primario del hombre ante el fuego. Lo atribuyen al solsticio de verano y a rituales celtas de culto solar en la noche más corta del año, pero son las llamas, y no la astronomía, lo que ha cautivado a romanos, cristianos y modernos descreídos. Hasta hoy. El mito sigue creciendo y nuevos hábitos se suman a las viejas liturgias.

La de la hoguera. «¡Sálvote, lume de san Xoán, para que non me trabe cadela nin can!», invoca atropellado el practicante mientras sortea las llamas de un brinco. Podrá saltarlas cuantas veces quiera, pero siempre en número impar y con ánimo de protección.

La de las hierbas aromáticas. Originalmente, digital. Más tarde, las siete del ramillete: hinojo, malva, romero, helecho, hierbaluisa, ruda y hierba de san Juan. Últimamente, las que estén a disposición en los jardines urbanos o las cunetas rurales: rosas, hortensias, manzanilla o laurel. Se pondrán a remojo durante la madrugada, y en la mañana del 24 se filtrará la pócima de savia y rocío y se lavará la cara con el líquido esencial. El cutis, dicen unos; la salud entera, dicen otros, se restablecerá hasta el año siguiente.

Fertilidad

La de las nuevas olas. Liturgia también femenina que pervive en la playa de A Lanzada en el plenilunio de agosto y la víspera de San Juan. Las mujeres estériles o con problemas para agarrar, en versión local, entrarán en el mar y expondrán sus barrigas al envite de nueve ondas. Luego acudirán a la ermita, tomarán una escoba y barrerán lo que otros dejaron atrás. Doce meses después, deberían haber concebido.

Pan mojado

Y por último, la gastronómica. «No San Xoán a sardiña molla o pan», dice el refrán. El olor de la grasa (y el vino) empapando la miga, el humo alimenticio de las brasas, se extenderán por toda Galicia. Y donde no haya sardinas, mejillones; y donde no, churrasco, o chorizos. O ayunando: en Ribadavia este año no habrá sardiñada: la crisis.

Así, con más o menos rituales, Galicia entera celebrará la vida, la renovación y el comienzo de un nuevo ciclo natural. Y en algunos lugares (A Coruña, Pontevedra...), con más entusiasmo que cualquier otra celebración. En huertas, caminos, aceras o playas urbanizadas, toda Galicia recuperará el espíritu panteísta que aquí, como en muy pocos lugares, se mantiene a flor de piel.

A CORUÑA. Arde Riazor

Cien mil personas se reúnen la noche del 23 de junio en las playas del Orzán y Riazor. Es imposible no celebrar el San Juan en A Coruña. Plazas, aceras, calas, campos al pie de la Torre, todo lugar es bueno para el ritual. El programa oficial incluye la quema de la falla, la proclamación de la Meiga Mayor y una sesión de fuegos artificiales sobre la bahía.

VIGO. Aquelarre en O Berbés

En el barrio pesquero de Vigo se representa cada año un aquelarre con figurantes caracterizados de brujas, conjuros, cabritos y pócimas mágicas. A pocos kilómetros, en Panxón (Nigrán), la celebración de las fiestas patronales reúne a miles de personas en la playa hasta el amanecer.

VILAGARCÍA. Malabares de fuego

La Asociación de Hostaleiros e Iniciativas Turísticas organiza una de las cacharelas más importantes de la ría de Arousa. Hay sardiñada popular y espectáculos de malabares con fuego.

CARBALLO. Celebrando el patrón

La capital de Bergantiños celebra su patrón a lo grande. Convocan concurso de cacharelas y un programa festivo que se prolonga durante dos semanas con teatro, conciertos, arte en la calle, descenso del Anllóns y un amplio calendario deportivo.