Véronique Tadjo, la voz panafricana

M. Beceiro SANTIAGO/LA VOZ.

CULTURA

La escritora de Costa de Marfil abrió en el espacio Arteria Noroeste el programa África Vive, hablando con el público de su intenso imaginario poético y narrativo.

13 jun 2010 . Actualizado a las 20:27 h.

De la mano de Casa África, el cine, la literatura y la danza contemporánea acercan desde ayer a africanos y gallegos en la sede de la SGAE (Sociedad General de Autores de España), gracias al programa de actividades África Vive que conmemora el día del continente negro. El programa lo abrió la palabra lírica y expresiva de Véronique Tadjo, novelista, poeta y pintora de Costa de Marfil, quien acercó al público a su intenso imaginario, centrado especialmente en sus libros La sombra de Imana y Reine Pokou, concerto pour un sacrifice , con el que ganó el Gran Premio Literario de África Negra en el año 2005, dos obras que enlazan con la realidad del genocidio ruandés y la inestabilidad política en Costa de Marfil.

Tadjo, muy popular en el mundo literario francófono, es menos conocida en España, donde han sido traducidos al español su conjunto de relatos breves y visualmente poderosos. Pero no es fácil para un escritor sudafricano obtener el reconocimiento. El paso por Europa, según la escritora, sigue siendo un requisito indispensable, por falta de infraestructuras editoriales en el continente africano.

A Véronique, personalmente, recibir el Gran Premio Literario de África Negra con Reine Pukou , «un texto corto pero bastante difícil porque no es convencional», le ayudó a popularizar su literatura narrativa y poética. Una literatura y una poesía que arrancó a raíz de una travesía por el desierto cuando se fue de París, tras terminar los estudios, en búsqueda de la añorada madre tierra, viajando lentamente a través del desierto. «Soy una persona del desierto por parte de padre, de corazón sahariano, de la orilla del desierto y de todos los pueblos que están alrededor», aclara la escritora evocando la emoción que le produjo conocer al pueblo senuso, cercano a los dogon.

Fue ese viaje el que suscitó en Véronique el deseo de escribir. Desde que nació, los viajes han sido parte de su vida y fuente de inspiración, primero con sus padres y posteriormente con su marido, periodista. «Considero muy importante viajar, porque te permite relativizar las cosas -explica la escritora-. Si viajáramos más avanzaríamos más rápido, porque nos daríamos cuenta de que en todos los sitios tenemos problemas comunes, a los que debemos poner nuestras energías en común también para resolverlos. Se aprende mucho cuando se viaja, y para mí estar actualmente en la República Sudafricana es un privilegio».

Inevitablemente, al hablar de el país sudafricano viene el tema de actualidad, el Mundial de Fútbol. «Hay muchas esperanzas depositadas en este campeonato -dice-, pero la gente piensa que se ha gastado mucho dinero y no está segura de que se vaya a recuperar, de que sea una buena inversión. De todas maneras, es un gran momento para Sudáfrica». En el país de Mandela, como antes en otros países donde estuvo, la escritora siempre ha terminado por «integrar los problemas y las esperanzas de la gente». «Siempre me siento identificada con los problemas de la gente del país en que vivo, intentando aportar mi granito de arena en la medida de lo posible porque, de hecho, yo me siento panafricanista y los problemas de África los siento todos por igual».

A través de su literatura, Véronique Adjo expresa como nadie el dolor por las guerras y el exilio que desangran el continente. «El exilio comienza cuando no se tiene la posibilidad de recuperar el país que hemos dejado», comenta expresando una sensación vivida en sus propias carnes. «Desde que se inició la guerra civil de Costa de Marfil siento esa ruptura. Antes, volver a mi país era más fácil. Hoy tengo la sensación de haber sido cortada, separada de mi país, incluso si vuelvo, que lo hago una vez al año». Mientras, contempla cómo África le está dando la espalda a Europa, después de que el Viejo Continente hiciese lo propio con África, volviendo la mirada hacia otros países y otros viajes.