«Me siento heredero en primer lugar de Cervantes y de Rulfo»

Concha Pino SANTIAGO/LA VOZ.

CULTURA

El autor de «Un baile de máscaras» admira «a una comunidad que defiende su lengua» y a los escritores que se expresan en ella

02 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez regresó a Santiago, esta vez para tomar parte en la tercera edición de la Bienal Literaria Internacional que organiza el Pen Club de Galicia, un encuentro que se inaugura hoy a la una del mediodía, centrado en la literatura iberoamericana. Ramírez publicó su primera antología de cuentos en 1971 y, después de participar en la revolución y de formar parte del poder revolucionario de su país durante una década, regresó a la literatura con una amplia producción de ensayo y novela, género en el que ha cosechado importantes premios literarios en Iberoamérica y en Francia.

-¿La literatura lo redimió?

-Tuve la suerte de que yo regresaba a mi hogar, de que salía de esa casa prestada que es la política, y no fui a improvisar. Volví a lo que era y eso me dio una gran seguridad. Una de las desgracias de compañeros míos que se aferran al poder es que no tenían otra camisa que ponerse, y van a quedar ahí para desgracia del país.

-Pero el político subyace en su ob

ra. En su blog practica la crítica política.

-Me salí de la política orgánica, pero no de la preocupación por Nicaragua. Cada mañana que escribo abro la ventana para ver al país, a América Latina. No podría escribir a ciegas ni vivir en la oscuridad. Opino siempre, creo que tengo esa responsabilidad, porque a lo mejor ayudé a algunos de los males de Nicaragua, porque el proyecto que había cuando participé del poder degeneró en este esperpento que tenemos. No me siento culpable, pero sí responsable, de lo bueno y de lo malo. Los proyectos de cambio son juveniles, una utopía compartida. Y los jóvenes tienen derecho a equivocarse. Pero insistir en quedarse y en revivir un sueño malversado me parece criminal. Estás atrancando a las nuevas generaciones.

-¿Escribe ensayo por una necesidad de reflexionar y novela como vía de escape?

-El ensayo, efectivamente, es una necesidad. No deja de ser, de alguna manera, didáctico. Y con la novela lo único que quiero es expandir la imaginación por donde los personajes quieran llevarlo a uno. Son dos género distintos con el denominador común del lenguaje.

-¿El escritor debe comprometerse con la realidad?

-Eso ha cambiado mucho. Cuando yo era muy joven, el compromiso era con la izquierda y contra la dictadura. La derecha era execrable siempre. Y se pensaba que la literatura tenía que estar comprometida con esa realidad, que debía ser la palanca del cambio. Pero todo eso ha cambiado mucho. El parteaguas fue la caída del muro de Berlín. Ya no hay izquierda monolítica, y eso ha beneficiado a los intelectuales. Hoy en día los compromisos son por la democracia, los derechos humanos y el medio ambiente. Ningún intelectual de izquierdas que se precie abjuraría hoy de la democracia. Pero llegó a ser prescindible. Fue un juego muy peligroso.

-¿Se siente heredero de la gran tradición literaria iberoamericana?

-Me siento heredero, en primer lugar, de Cervantes, que es el más moderno de los escritores de las dos orillas. Y luego de mi propia tradición latinoamericana, que para mí comienza con Rulfo, que es el gran transformador, y luego los escritores del bum . Es una literatura muy diversa, que tiene mucho que ver con ese acento que hemos puesto en la relación entre la literatura como historia privada y la historia pública, cómo influyen los fenómenos de la vida pública en la escena privada. Es el gran tema de la novela latinoamericana, y creo que en la literatura peninsular ha cambiado, porque la novela española que conocí hace veinte o treinta años se desentendía de la propia historia española, y hoy hay una recuperación de los espacios de la vida pública. Me parece que estamos viviendo una aventura común, sin que eso signifique que no haya buena literatura entre la que trata otras cosas.

-¿Cómo valora este encuentro con escritores gallegos que lo ha traído aquí?

-Me parece muy importante y creo que se va a abrir un debate muy interesante. He leído a autores gallegos traducidos al español, como Rosalía, Cunqueiro y Manuel Rivas, o que escribían en español, como Valle-Inclán. Y que escriben en brasileño, como Nélida Piñón. Admiro la literatura gallega y tiene grandes representantes en el universo de la literatura latina, y admiro mucho a un país, a una comunidad, que defiende su lengua y que sus escritores se expresan en ella.