Ridley Scott abre el festival de cine de Cannes con «Robin Hood»

M.?A.?F. REDACCIÓN/LA VOZ.

CULTURA

La película se convertirá en un taquillazo en su llegada a las salas, según ?los augurios

12 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El Festival de Cannes abre sus pantallas esta noche con el estreno mundial de Robin Hood visto por Ridley Scott, cineasta británico que, a sus 73 años, se mantiene en plena forma y con la confianza plena de la industria. Universal culminará así una hábil e intensiva campaña de márketing que convertirá al filme protagonizado por Russell Crowe, en el papel de Robin, y Cate Blanchett, en el de Marian, en un taquillazo en su primer fin de semana.

Las apuestas apuntan que superará los cien millones de dólares solo en su estreno norteamericano pese a renunciar a exhibirse en 3D, ahora de moda. Aunque recrea en esencia la historia del arquero del rey Ricardo Corazón de León en la Inglaterra del siglo XIII, enfrentado al usurpador Juan Sin Tierra y al temible sheriff de Nottingham, el guión de Brian Helgeland apuesta, por deseo del propio Scott, por reinventar el mito hasta el extremo de que el tópico arco y las flechas dan paso a partes iguales a la espada y al escudo, un detalle que va más allá de la apariencia y reivindica al personaje en clave realista.

Es en esa clave como deberá entenderse el retraso de varios meses sufrido por el rodaje para dar tiempo a que la vegetación de la conocida como finca Hampton, en Surrey, pudiera lucir espesa y verdosa para dar mayor credibilidad a los ambientes. Era el caso de los diferentes huertos que deberían aparecer cultivados. Se comentó entonces que el proyecto se paralizaba a causa de su elevado presupuesto, cuando en realidad su coste superó los cien millones de dólares, más otro tanto en publicidad y márketing. Como viene siendo habitual en los últimos filmes de Scott, de nuevo contó con Arthur Max para la dirección artística.

Scott, cuya formación es la de director y diseñador de arte, además de magnífico dibujante, se implica muy a fondo en la documentación y en la ambientación de sus filmes. Para Robin Hood se plantearon reconstruir la Inglaterra medieval con los burgos y castillos de entonces, dotándolos de la mayor fidelidad posible. Algunos pueblos conservados en la propia Gran Bretaña, así como en la francesa Dordoña o en el Pirineo español, sirvieron como referencia y trabajo de campo para la reconstrucción. La recreación de la Nottingham del siglo XIII era el decorado más ambicioso y optaron por reconstruirlo en su totalidad en la citada finca Hampton, dotada de un frondoso bosque de robles centenarios, pinares e incluso un pequeño río y una marisma. Constaba de más de 50 edificios, en su mayoría levantados con técnicas de la época, a base de adobe, cañas, madera y techos de paja, respetando la distribución espacial de la época, en la que no faltaba una plaza, una iglesia y el castillo. Otra fuente de inspiración para Max y Scott fueron las pinturas de Brueghel el Joven y el Viejo. El lugar de Bourne Woods, en Surrey, fue usado para aparentar los burgos de York y Peterborough.