Vargas Llosa y Pérez Reverte, dos intrusos en el mundo de los niños

Concha Carrón

CULTURA

Los reconocidos escritores inician una colección de Alfaguara Infantil con el objetivo de acercar a los más pequeños la obra de grandes autores.

29 abr 2010 . Actualizado a las 17:49 h.

Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez Reverte, dos escritores reconocidos internacionalmente, han hecho una incursión en el mundo infantil para darse a conocer entre los pequeños lectores con las historias de Fonchito y la luna y El pequeño hoplita, respectivamente.

Ambos títulos inician una colección de Alfaguara Infantil con la que se pretende acercar a los más pequeños la obra de grandes autores, por lo que próximamente se incorporarán a la misma otras historias contadas por escritores como Javier Marías, Antonio Muñoz Molina o Eduardo Mendoza.

Para el peruano Vargas Llosa, presente este jueves junto a Pérez Reverte en la presentación de los dos primeros libros de la colección, el cuento de Fonchito y la luna es la materialización «de un viejo anhelo», ya que ha reconocido que se consideraba incapaz de escribir este género porque lo intentó hace muchos años y finalmente tuvo que desistir.

«No sabía; era un género muy difícil, demasiado ajeno a mí, y no creía una palabra de lo que escribía», ha asegurado hoy el escritor, quien ha subrayado que pensó «que nunca más lo intentaría», por lo que cuando la editora de Alfaguara le propuso escribir un cuento le respondió: «no me salen los cuentos para niños».

Sin embargo, se puso a darle vueltas a la cabeza y en la misma apareció Don Rigoberto, viejo personaje de sus novelas y padre de Fonchito, «y la historia terminó por imponerse», ha afirmado hoy el escritor.

Las ilustraciones de Marta Chicote han ayudado a que el autor vea, por primera vez en toda su trayectoria literaria, a sus personajes de forma nítida, ya que siempre los imagina con rasgos borrosos, de forma que cuando vio a Fonchito pensó: «es él».

Arturo Pérez Reverte, que ha ideado y coordinado la colección, aseguró que surgió «por casualidad», con la intención de dar a conocer en el mundo infantil a grandes autores literarios «desconocidos para los niños», y pensó que iniciar los títulos con Vargas Llosa era hacerlo con «la joya de la corona» de Alfaguara.

El pequeño hoplita es, según su autor, una historia de «mucho valor y coraje», de guerreros de Esparta y su lucha contra los persas, argumentos -ha dicho- «no muy frecuentes en los libros para niños».

«Detesto el libro escrito para niños como si fueran bobos», ha señalado el escritor, quien ha indicado que éstos «son más listos que los adultos y no se les puede engañar».

Ambos autores guardan de su infancia un recuerdo muy especial de Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas, con cuyas aventuras disfrutaron y lloraron de niños.

Para el creador del capitán Alatriste, «el cuento deja un espacio en blanco que el niño puede rellenar con su imaginación», aspecto en el que coincidió Vargas Llosa, quien advirtió del «peligro» de que las nuevas generaciones dejen de leer por el impacto de las nuevas tecnologías, lo cual -ha dicho- supondría «un extraordinario empobrecimiento para la humanidad».

El cuento, según el autor de títulos como La tía Julia y el escribidor o La guerra del fin del mundo, requiere del rigor «que sólo exige la poesía» y unos condicionantes de tipo estilístico que suponen, ha dicho, «todo un desafío para un escritor de novelas», ante el convencimiento de que un cuento bien engranado «puede marcar profundamente toda una vida».

Para ambos la «prueba de fuego» de la aceptación de sus historias ha sido su lectura por parte de Aitana, nieta de Vargas Llosa, y los hijos de Fernando Vicente, ilustrador de El pequeño hoplita, quienes hicieron las veces de editores poniendo pegas a lo que no les gustaba y finalmente dieron el visto bueno.

«Ternura, imaginación, amor y erotismo infantil» son algunas de las definiciones empleadas por Pérez Reverte para el cuento de Fonchito y la luna; y a la inversa, el peruano ha considerado que en El pequeño hoplita hay mucho «amor a la libertad, fraternidad y heroísmo».