Castro Flórez completa el dibujo de los fondos de la Fundación Caixa Galicia afirmando que también se puede decir que estos son «como un mapa en el que están marcados los viajes, las influencias, el exilio, los períodos formativos y las distancias». Ante los asistentes al acto inaugural, explicó que con el montaje de esta exposición se planteó «que no tenía que ser una historia al uso». Como prueba de ello llamó la atención sobre el hecho de que el recorrido de la exposición empieza por el arte más contemporáneo y luego los artistas ya fallecidos.
Leopoldo Nóvoa, Luis Caruncho o Molezún son los autores de algunas de las obras que comparten sala con esculturas de Manolo Paz o Leiro, lienzos de Laxeiro, Antón Lamazares, Labra y Antón Patiño, mientras que otra de las salas la ocupan Pamen Pereira y Manuel Vilariño. Según reconoció el comisario, Fernando Castro, la obra que Vilariño llevó a la Bienal de Venecia y que puede verse en una de las salas con el título de Paraíso fragmentado fue la que dio origen al título de esta muestra. «Na incerteza non existe refuxio nin fuxida. Desaparecer é retornar á orixe máis oscuro do bosque -escribe Vilariño-, un bosque que está cerca de su casa y en el que captó esos pájaros muertos», recordó Castro. En este sentido, apuntó cómo la visión de este artista le permitía ir «de lo local a lo universal», algo que destacó asimismo de Juan Muñoz, «que desde España, sin caer en ese esnobismo de irse a vivir a Nueva York, fue el artista español más internacional».