Christian Salmon: «Kate Moss es una metáfora de nuestro tiempo»

Efe

CULTURA

El escritor francés asegura que la modelo que ha construido su leyenda sobre el exceso «representa el triunfo de la revolución neoliberal».

19 abr 2010 . Actualizado a las 18:48 h.

«Cyborg», «icono» o «trasgresora» son algunos de los términos que utiliza el escritor francés Christian Salmon para definir el fenómeno Kate Moss, en Kate Moss Machine, un estudio sociológico en el que sostiene que la modelo se ha convertido en una «metáfora» de nuestro tiempo.

Salmon ha escogido a Kate Moss, una modelo «enigmática», de «belleza imperfecta» y tan «célebre» como «polémica», que ha crecido con la era de Internet, para realizar un estudio, en el que saca a la luz los símbolos de la actual sociedad neoliberal.

Símbolos que exigen que el ser humano sea un auténtico «estratega» de sí mismo, que sea «flexible», así como «un ser humano condenado a hacer uso de su capacidad y afecto con el fin de dar la mejor imagen de sí mismo», explica.

La maniquí británica, que ha construido su leyenda sobre el exceso, se ha convertido en un signo de nuestros tiempo, en un icono porque «representa el triunfo de la revolución neoliberal» explica Salmon, analista incisivo de la sociedad contemporánea.

A lo largo de veinte años como profesional, Kate Moss ha evolucionado y se ha convertido en el «nuevo mito contemporáneo», capaz de reinventarse cada día y con el poder suficiente para crear y «promover y canalizar tendencias».

Y, aunque a muchos les sorprenda e incluso no comulguen con su actitud ante la vida, «en la modelo británica se reconoce gran parte de la sociedad, se ha convertido en un patrón de conducta», cuenta el sociólogo que cree que Moss es más actriz que modelo.

Considera que la maniquí es una «gran fuente de información» y reproduce las palabras de Anna Wintour, directora de la revista Vogue en Estado Unidos: «Si observas cualquier gran foto de moda fuera de su contexto, hallarás tanta información sobre lo que pasa en el mundo como en la portada del New York Times», declaración que le sirve para arrancar su ensayo.

La modelo, que bate récords de escándalos, de fama, de amantes, de noches de excesos, de marcas de las que ha sido imagen o de años en la cumbre de la moda, representa «la transgresión como código de conducta».

«Moss no encarna una deriva del sistema, sino un ideal-tipo. Es la rebelde integrada. El exceso asumido. No la trasgresión de los códigos, sino un nuevo código contradictorio que hace de la transgresión su norma social», escribe Salmon, autor también de «Storytelling. La máquina de fabricar historias y formatear las mentes».

Se acabaron los modelos a imitar y las diosas de Hollywood. Ya no es la hora ni la era de las «lolitas», sino de los «mutantes», cuenta el sociólogo, que compara a Kate Moss con una mujer «cyborg».

«La modelo es como la protagonista de Avatar, posee un atractivo capaz de atravesar nuestra cultura a toda velocidad, además de iluminarla», dice.

A pesar de su rocambolesca y ajetreada vida, Kate Moss, que, sin quererlo, transformó el mundo de la moda, «envejecerá muy bien. Es una marca y está viva. Hoy, todos desean copiarla», añade.