El Centro de la Estampa de Betanzos afronta los retos de consolidar su futuro como institución única en Europa por su doble faceta docente y museística
29 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.En 1923, el arquitecto Rafael González Villar proyectó para la familia Núñez un singular edificio para vivienda, comercio y banco en el centro mismo del casco histórico de Betanzos. Cuatro años después, nacía en el mismo inmueble la persona que le iba a insuflar nueva vida una vez agotado su ciclo comercial. Animado por el éxito de los cursos de verano de obra gráfica que se venían organizando desde 1983, en la década de los noventa, Jesús Núñez, con una dilatada trayectoria como artista a sus espaldas, rescató unas instalaciones que languidecían con el propósito de convertirlo en un «museo vivo» del grabado. Adquirió su parte a una veintena de herederos, costeó la reforma y así sentó las bases de lo que en 1997 se constituyó formalmente como la fundación del Centro Internacional de la Estampa Contemporánea (CIEC).
El CIEC recogió y amplió la actividad docente de aquellos cursos de verano, que se asentó definitivamente en el 2004 con el primer máster de obra gráfica. En los talleres, alumnos de todo el mundo, desde artistas a profesores de facultad, se forman en el repertorio de técnicas de grabado. En el máster que se imparte actualmente, el 70% de los alumnos proceden del extranjero: Italia, Francia, Portugal, Chipre?
Son muchas las instituciones que becan a estudiantes para poder ampliar sus conocimientos en el Ciec, que se ha convertido en una institución única en su género en Europa, gracias a su combinación de actividad docente con su faceta museística, ya que alberga una colección con fondos de artistas como Picasso, Tàpies, Miró o Seoane -que cuenta con sala propia- atesorada a lo largo de los años por Jesús Núñez. «Pero este es un museo vivo -insiste el artista- porque aquí los visitantes ven las obras, pero también ven cómo se trabaja en vivo. Los lunes los reservamos para visitas escolares y los niños pueden hacer su pequeño grabado, una introducción magnífica al mundo del arte».
Convenio con la Diputación
Jesús Núñez habla del CIEC con un entusiasmo contagioso, aunque también con la lógica preocupación de quien ha cumplido 82 años y quiere asegurar el futuro del centro. «Si no lo asume una institución cuando yo no esté, esto se acaba», admite. En la actualidad, la fundación funciona principalmente con el respaldo del convenio suscrito con la Diputación coruñesa, así como la colaboración del Ayuntamiento de Betanzos y el apoyo de entidades privadas como Gadisa.
Pero resulta evidente que, por trayectoria, ideas y proyección, el CIEC precisa de un sustento mayor que le permita desarrollar todo su potencial. Uno de los proyectos más ambiciosos pasa por la ampliación del edificio en su ala posterior para acoger las obras cedidas por los coleccionistas alemanes Brita y Hermann Prinz, entre las que se encuentran trabajos de Picasso, Gris, Le Corbusier y Chillida.
El propio Jesús Núñez ha organizado una exposición de su reciente serie Salmanticiense IV y los fondos recaudados de la venta de las pinturas se destinarán al funcionamiento de la fundación.
Carácter único
Dejando a un lado el carácter único del centro -que se ha conjuntado tanto con la estética modernista del edificio de González Villar que parece imposible disociarlos-, Núñez invoca la tradición de Galicia, desde el veterano premio Máximo Ramos a la bienal Prieto Nespereira, para apelar a la necesidad de apoyar los trabajos en obra gráfica de cara al futuro: es muy probable que de los escolares que hoy se llevan a casa su primer grabado tras visitar el CIEC muchos regresen con el paso de los años como artistas o profesores.