Muere Miguel Delibes, el último gran clásico de la literatura española

CULTURA

Miles de personas lo despiden en Valladolid, la ciudad donde nació y a la que estuvo siempre muy unido

13 mar 2010 . Actualizado a las 12:52 h.

Miguel Delibes, uno de los grandes escritores españoles del siglo pasado, renovador de la literatura de posguerra, maestro de la lengua castellana, periodista de raza, académico y eterno aspirante al Premio Nobel, aunque premiado con los máximos galardones españoles, murió ayer a los 89 años en su casa de Valladolid, ciudad donde nació y a la que estuvo indisolublemente unido durante toda su vida, rodeado de su gran familia. Miles de sus conciudadanos desfilaron por la capilla ardiente instalada en la Casa Consistorial para despedir a uno de sus hijos más ilustres, al último gran clásico de la literatura española que, como decía Antonio Machado, ha dejado «las palabras esenciales en el tiempo».

«En mi caso, el escritor murió antes que el hombre». Así se expresaba un Miguel Delibes que se declaraba «viejo, aburrido y cansado» en la última entrevista que concedió a La Voz de Galicia hace un año y cuatro meses, coincidiendo con la publicación de la nueva edición revisada de su excelente novela El hereje , publicada en 1998, que supuso el punto y final a su prolífica carrera literaria. Una obra que consideraba, junto a Viejas historias de Castilla la Vieja y Los santos inocentes , en la que creó el inolvidable personaje de Azarías, como uno de sus tres mejores libros, según señaló en esa entrevista. El autor veía a la sociedad actual «desorientada».

El cáncer de colon que le detectaron el mismo día que entregó su última novela a la editorial fue su final como escritor y lo dejó muy capitidisminuido en su vida cotidiana. «Después de sufrir cruentas operaciones quedé incapacitado para casi todo: no cazo, no escribo, no monto en bicicleta, sufro artrosis, de nervios, de todo», decía ya en el 2004 en otro diálogo con este periódico. Desgranaba así algunas de sus grandes aficiones a las que se vio obligado a renunciar: se llegó a definir como «un cazador que escribe», era amante y defensor de la naturaleza, entusiasta del fútbol -del Valladolid, claro está- y del ciclismo. También fue catedrático de Derecho Mercantil y director de El Norte de Castilla (1958-63). El Premio Nadal que ganó en 1947 con La sombra del ciprés es alargada lo impulsó a escribir.

Bajo el franquismo

En su diálogo con La Voz en noviembre del 2008, aseguró que su obra habría sido «distinta», aunque no sabe si mejor o peor, si la hubiera escrito en democracia y no en su mayor parte bajo el franquismo, que definió como «una etapa triste y oscura de nuestra historia». «Conozco muchas atrocidades de la censura, pero ninguna buena novela inmovilizada por ella definitivamente», decía en el 2004.

La muerte de Miguel Delibes causó conmoción en la sociedad española. El Rey, que llamó el día anterior a su domicilio para interesarse por su salud, y el presidente del Gobierno, entre otras muchas personalidades, mostraron sus condolencias. «Era la voz austera de un país sumido en el silencio; la más alta cima de la literatura española», señaló José Luis Rodríguez Zapatero en el telegrama. «Ojalá hubiera muchos Delibes», dijo el líder del PP, Mariano Rajoy.