Una abuela británica conquista las discotecas francesas

Mercedes Álvarez

CULTURA

Ruth Flowers, una disyóquey de 69 años, debutó en el Festival de Cannes donde pinchó varios días seguidos en Villa Murano, «delante de Mariah Carey o Lenny Kravitz».

08 mar 2010 . Actualizado a las 20:52 h.

A sus 69 años, Ruth Flowers ha cambiado el coro de la iglesia por las discotecas para convertirse en una de las pinchadiscos más peculiares y solicitadas de Francia, haciendo bailar a la masa con su fusión de música electrónica con la de grupos como los Rolling Stones o Queen.

Su vestimenta brillante y los largos collares y pendientes ostentosos la llenan de destellos bajo los focos de la fiesta, mientras que unas enormes gafas de sol protegen sus ojos de la intensa luz, a la vez que cubren el paso del tiempo.

Todo comenzó en la celebración del cumpleaños de su nieto, donde, después de conseguir que los porteros de la discoteca que le impedían el paso le dejaran entrar, tuvo una revelación.

«Estaba muy impresionada con la energía que había (...) y el ambiente me parecía genial», confesó a Efe esta abuela británica, que ha revolucionado la noche francesa.

La coincidencia quiso que el productor galo Aurélien Simon, que estaba buscando a un artista de este tipo, oyese hablar de ella: se dirigió entonces a Londres y le propuso que se convirtiera en DJ.

«Así empezó nuestra relación», contó Mamy Rock, nombre con el que se la conoce en el mundo artístico, quien especificó, entre risas, al pensar en un posible doble sentido, que ella y su productor no duermen juntos.

Él la inició en el mundo de la música electrónica y «ahora es ella la que elige todo», contó Simon a Efe.

Su debut fue en el Festival de Cannes, donde pinchó varios días seguidos en Villa Murano, «delante de Mariah Carey o Lenny Kravitz», como explicó el productor.

Más tarde se enfrentaría al exigente público parisino en una de las discotecas más conocidas de la capital francesa, Queen, y ahora recibe ofertas de todo el mundo, desde Estados Unidos, Canadá, México, Ucrania o Taiwán.

«La gente la adora porque les permite descubrir música que no conocían», relató el productor, refiriéndose a los fragmentos del grupo del difunto Freddy Mercuri o a sus satánicas majestades del incombustible Mick Jagger y compañía, que ella combina con la música electrónica.

Lejos de sentir los achaques del paso del tiempo, Flowers tiene fuerzas para pasar la noche sin descanso, a pesar de que se define con la coquetería de alguien que no quiere desvelar su edad como «muy mayor».

«Siempre he tenido energía, ahora tengo salud y estoy en forma», aseguró la disyóquey, que no se siente limitada de momento para dejar la recién adquirida profesión.

Mamy Rock, reconocible por sus enormes auriculares forrados de brillantes y sus canas peinadas con gomina, contó que, cuando pincha, la gente le dice que quiere ser como ella, y confesó que le encanta «ver cómo se divierten» al ritmo de las canciones que mezcla de madrugada.

En su familia, la nueva actividad de la abuela no ha suscitado ninguna controversia, al contrario, Flowers explicó que sus allegados la han apoyado en todo momento y confesó que incluso su nieto se refiere a ella, con orgullo, como «la abuelita más cool».

Las dotes de gurú de las pistas de baile le vienen de familia, puesto que su hermano mayor era «uno de los primeros disyóquey que existieron», como explicó Simon, y esa tradición se suma a su afición musical desde los cinco años, que desarrolló en el ámbito privado como cantante, entre otros, del coro de la iglesia.

Su vida profesional previa poco tenía que ver, sin embargo, con los discos y es que dedicó gran parte de su actividad a la industria textil.

Como todo buen pinchadiscos que se precie, y en sintonía con los tiempos, Mamy Rock va a lanzar un «single» esta primavera, titulado Behind the Decks, que ya está disponible, como no podía ser de otra manera, en su página de My Space.