El decano de los compositores gallegos cumple 80 años pasado mañana y la Real Filharmonía lo celebra esta noche estrenando su «Concerto no Lameiro» ?
14 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El próximo sábado Rogelio Groba (Guláns, 1930) cumplirá 80 años. Con ese motivo, la Real Filharmonía estrena hoy en el Auditorio de Galicia (21 horas.) su Concerto no Lameiro, una obra para flauta y orquesta, compuesta en el 2004, en la que el decano de los compositores gallegos echa la vista atrás para recordar el lugar donde descubrió la música por primera vez, en Ponteareas. Este estreno, que también podrá escucharse mañana en el Teatro Jofre de Ferrol (20.30), será el primero de una serie de actos que servirán para rendir homenaje al prolífico creador, ex director de la Orquesta Municipal de A Coruña, durante todo el 2010. La publicación de un libro de conversaciones con el músico por la editorial Galaxia o el ciclo Os oitenta de Groba, que llevará por toda Galicia una parte de sus composiciones camerísticas, serán algunas de las actividades programadas con motivo de su aniversario.
-A punto de cumplir 80 años se dispone usted a componer cinco nuevas sinfonías de una sola tacada, ¿por algún motivo en especial?
-Como usted sabe sobradamente no se pueden componer cinco sinfonías «de una tacada». En realidad, el proyecto que tengo entre manos no son cinco, sino seis, pero no son obras completamente nuevas, sino adaptaciones de mis cinco óperas (María Pita, Divinas palabras, Camiños de Rosalía, Floralba y Pedro Madruga), y de mi primera cantata (Nova Galicia) a un lenguaje sinfónico. No se trata de un trabajo impulsivo, como tampoco lo fueron las cerca de seiscientas obras restantes, sino de una necesidad biológica de jugar con las melodías que se recogen en todas esas obras y, por supuesto, de poder disfrutar de la energía física que en los 80 años se necesita para poder plasmar un proyecto de estas características, de sentirse vivo componiendo.
-Cuando regresó de Suiza, dijo que su propósito era dotar a la música gallega de un auténtico legado histórico a través de sus propias obras, ¿considera que antes de usted no hubo nada que mereciese la pena?
-Cuando regresé de Suiza tenía 37 años, ahora tengo algunos más. Entonces me propuse elaborar un patrimonio personal con el que Galicia se pudiese identificar, pero nunca hablé de histórico: ese será un calificativo que tendrán que valorar otros, no yo. En cualquier caso, no es que considere que antes de mí no había nada que valiese la pena, ni mucho menos. Jamás he negado la existencia de compositores anteriores y siempre que pude programé sus obras por aprecio y por autosatisfacción de mi galleguidad. Pero lo cierto es que no me sirvieron de modelo para construir porque mis aspiraciones estéticas estaban más cerca de lo que se gestaba en Europa en aquellos momentos que de los compositores gallegos anteriores.
-Hoy estrena una obra en Santiago, dentro de poco comenzará un ciclo, «Os oitenta de Groba». ¿Nota alguna ausencia? ¿Se siente profeta en su tierra?
-No, yo por mi parte no noto ninguna ausencia. Quizás quienes tendrían que notarla serían los responsables de hacer llegar a la sociedad gallega la obra de sus creadores para intentar que los gallegos nos conozcamos mejor a nosotros mismos y dejemos de asumir una autocolonización cultural que nos degrada. Por otra parte, ni me siento profeta ni tampoco mártir, hice lo que más me satisfizo, sin mayores pretensiones.
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