El Nadal se queda sin finalista

Miguel Lorenci

CULTURA

Más de 250 originales aspiran a hacerse con el decano de los premios literarios españoles que falla el día de Reyes su edición número 66.

04 ene 2010 . Actualizado a las 20:22 h.

El Nadal, el decano de los galardones literarios españoles, cumple 66 años e introduce cambios sustanciales. En la edición de 2010 que se falla esta semana no habrá finalista, como ha sido habitual en las 65 ediciones anteriores.

La bolsa para el ganador' de este apreciado galardón se mantiene en 18.000 euros, pero los editores -Destino- se ahorran los 6.000 euros que iban a la cuenta del finalista. Hay un total de 261 aspirantes. El ganador o ganadora de esta sexagésima sexta edición se conocerá en torno a la medianoche del día de Reyes, seis de enero. Será en el transcurso de una velada que recupera su espacio más tradicional, el Hotel Palace de la Ciudad Condal, y en cuyo transcurso se concederá también el premio Josep Pla de prosa en lengua catalana que alcanza 42ª edición.

Maruja Torres fue la ganadora de pasada edición con la novela Esperadme en el cielo. Para Rubén Abella queda el dudoso honor de haber sido el último finalista del Nadal con la novela El libro del amor esquivo. En 2008 el ganador fue el barcelonés Francisco Casavella, fallecido repentinamente pocos meses después, con Lo que sé de los vampiros y la finalista la sevillana Eva Díaz Pérez. El club de la memoria.

El jurado encargado de encontrar al mejor de los 261 originales procedentes de España y de todo el mundo lo formarán este año el profesor y crítico Germán Gullón, los escritores Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Ángela Vallvey y el editor Emili Rosales.

Fuentes de la editorial Destino precisan que las novelas presentadas este año «ofrecen temáticas y enfoques de lo más variado, desde el intimismo a la evocación histórica», aunque destacan la presencia «de un el alto número de novelas próximas al género negro».

Se remitieron a esta edición de 2010 sesenta obras de Madrid, 50 de Barcelona, 16 de Sevilla, 15 de Valencia, ocho de Málaga, seis de Bilbao, seis de Mallorca, cinco de La Coruña, cinco de Alicante, cuatro de Valladolid, tres de Oviedo, tres de Zaragoza, tres de León, tres de Murcia, tres de San Sebastián, dos de Navarra, dos de Tenerife, dos de Badajoz, dos de Salamanca, dos de Tarragona, dos de Córdoba, dos de Lérida, dos de Ourense, dos de Almería y una obra de Pontevedra, Cádiz, Santander, Granada, Burgos, Segovia, Logroño, Girona, Castellón, Lugo, Zamora, Vitoria, Huesca, Segovia y Teruel. Hay también numerosos originales procedentes de Francia, Portugal, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Chile, México, Colombia y Brasil.

Palmarés

La historia del Nadal se inaugura en 1944, cuando se lo adjudicó una desconocida y jovencísima Carmen Laforet con una novela que acabaría por ser una de las más destacadas de la segunda mitad del siglo XX: Nada. A lo largo de las casi siete décadas siguientes, y con algún altibajo, en su palmarés han entrado los mejores narradores españoles.

Gracias al Nadal se darían a conocer escritores de la talla de Miguel Delibes y Rafael Sánchez Ferlosio, consagrados ambos muchos años después con el Premio Cervantes, el Nobel de las letras españolas. También están entre los ganadores del Nadal Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Elena Quiroga, Francisco Umbral, Álvaro Cunqueiro, Fernando Arrabal, Manuel Vicent o Juan José Millás. En las generaciones más jóvenes se lo han adjudicado Lorenzo Silva, Ángela Vallvey o Andrés Trapiello, los tres jurados de esta edición.

El remozado hotel Palace --antes Ritz-- acoge la velada del Nadal desde 1958. El premio nació por iniciativa de Ignacio Agustí, Josep Vergés y Joan Teixidor, los mismos que cinco años antes habían creado la editorial 'Destino', en memoria del malogrado periodista y editor Eugenio Nadal Gaya, muerto ese mismo año con sólo 28 años.

Durante sus primeros años la velada del fallo transcurrió como una cena de amigos en el Café Suizo de la Rambla barcelonesa. Según explicó en sus memorias el novelista Ignacio Agustí, se eligió la fecha del seis de enero por marcar el final de las fiestas navideñas y para poner con una cena el punto final a los banquetes que se suceden en esta fechas.