Mañana se entrega con La Voz la película «Cabaret», galardonada con ocho Oscar

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

La cinta podrá obtenerse por solo 0,50 euros, además del cupón del diario

26 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Hay películas que se mantienen en la memoria del espectador con el paso de los años, reforzadas por el poder de atracción de una imagen hasta convertirla en icono como es el caso de Liza Minnelli ataviada como la bailarina y cantante Sally Bowles en Cabaret mientras canta con Joel Grey el número Money, Money o el titulado Life is a Cabaret.

Fue reconocida con la insólita cantidad de ocho Oscar en 1973, cifra solo superada hasta ese momento en el musical por la también memorable West Side Story, con la que Robert Wise renovaba los esquemas del género de la misma manera, aunque con diferente temática, que Bob Fosse hacía con Cabaret una década después. Curiosamente, pese a que Grey arrebató la estatuilla a su principal competidor Al Pacino en El padrino, fue la película de Coppola la que se llevó el Oscar a la mejor del año dejando la de mejor director a Fosse.

Uno de los grandes

Pese a ser muy diferentes, la crítica se muestra unánime en considerarla entre las grandes del género a la altura de la mencionada West Side Story, pero también junto a Un americano en París (Minnelli, 1951) o Cantando bajo la lluvia (Donen/Kelly, 1952).

Años después, en el 2002, Rob Marshall intentó emularla con Chicago (sobre un guión de un musical de 1975 del mismo Fosse), aunque sin llegar a la altura de Cabaret. Ambientada en el Berlín de los años treinta, cuando el partido nazi de Hitler comienza a hacerse notar con sus excesos violentos en una ciudad hasta ese momento vitalista, con un gran ambiente nocturno, aquí localizado en el Kit Kat Club, concurrido local en el que actúa la joven Bowles.

Secuencia vetada en Alemania

La música de John Kander acompaña a unos números inolvidables de espléndida coreografía, fotografiada por el gran Geoffrey Unsworth, con una textura muy años setenta.

Fosse dejaba atrás los musicales que dieron esplendor al cine clásico para integrar las letras de las canciones y los números coreográficos en la propia trama, sin aparcar la lectura política casi inevitable de la época del argumento.

Como anécdota cabe señalar que hubo una secuencia que fue eliminada del montaje inicial para el público alemán, aquella en la que un niño rubio canta una canción en una cervecería popular al aire libre, la cámara enfoca unos brazaletes con la cruz gamada y poco a poco todo el público se suma a la canción ya en un tono más marcial.

La canción que protagonizaba la escena se titula Tomorrow Belongs to me y pretendía explicar el entusiasmo con que algunos sectores de la población alemana habían abrazado, o aceptado cuando menos, las propuestas del Nacionalsocialismo y también como la oposición a estos había sido relativa. Se armó tal escándalo por la supresión para el público alemán, puesto que la productora consideraba que podía sentirse ofendido, que la secuencia regresó de inmediato a las copias de Cabaret en Alemania.