La poética de lo cotidiano de José Emilio Pacheco se alza con el Premio Cervantes

Tomás García Yebra

CULTURA

Miembro de la generación de los 50, humilde y desenfadado, ha tocado todos los géneros literarios

01 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«Solo escribo de lo que veo». «Solo escribo de lo que me afecta». En esas dos frases se encierra el ideario del poeta y ensayista mexicano José Emilio Pacheco, de 70 años, galardonado ayer con el Premio Cervantes. Concedido anualmente por el Ministerio de Cultura, el premio está dotado con 125.000 euros y se le considera el Nobel de las letras españolas. «Definir a Pacheco es definir el idioma entero», dijo el presidente del jurado, José Antonio Pascual. «Es un poeta excepcional de la vida cotidiana; en él hay libertad de pensamiento y profundidad y capacidad para crear un mundo propio». Pascual, en nombre del jurado, también valoró el «distanciamiento irónico de la realidad» que se desprende de sus poemarios, sus narraciones y sus ensayos. Ese «distanciamiento» queda bien reflejado en el comentario que hizo Pacheco cuando, en una entrevista, le preguntaron por Luis Buñuel. «Le conocí en México. No éramos amigos, pero preparaba muy buenos martinis».

El tono de José Emilio Pacheco es siempre desenfadado y humilde. No se da ninguna importancia. Ni se la da a él ni le da al mundo. El pasado día 17 recibió en Madrid el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. «¿Qué voy a hacer con los 42.000 euros? Tengo 70 años. Los gastaré, seguramente, en médicos y medicinas». A continuación le preguntaron si se consideraba el mejor poeta de México. «Ni siquiera lo soy de mi barrio -respondió-, pues a la vuelta de mi casa vive Juan Gelman».

Tras la concesión del Reina Sofía, Pacheco no esperaba el Cervantes. «Era algo impensable para mí; hace tan solo dos semanas viaje a Madrid para recibir el Reina Sofía». En conversación telefónica, el autor galardonado le dijo a la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, que se sentía «agradecido y asombrado» por un galardón que «reconoce a toda la literatura mexicana».

En una vida cargada de referentes literarios -«si tuviera que nombrar a todos los poetas que me han influido, no tendría horas para nombrarlos a todos»- Pacheco destaca a su abuela como una de las personas más influyentes en su universo poético y vital. «Se está perdiendo en la sociedad contemporánea, pero los abuelos cumplían la función de la enseñanza de la lengua y de la transmisión del pasado a través de la narración», manifestó hace unos meses. «Ella me enseñó a leer antes de que yo fuera al colegio y ella descubrió las fábulas y los poemas de Ramón de Campoamor».

?Polifacético y prolífico

Miembro de la generación de los 50 -junto a Sergio Pitol, Carlos Monsiváis, Vicente Leñero, Juan Vicente Melo y Salvador Elizondo-, Pacheco ha cultivado, además de la poesía, el cuento, la novela, el ensayo y el periodismo. Además ha traducido a Samuel Beckett, a Oscar Wilde, T.?S. Elliot y a Tenesse Williams, entre otros autores. Su primer poemario lleva por título Los elementos de la noche , donde ya se aprecia ese lenguaje exquisito y preciosista que caracteriza toda su producción. A este trabajo le siguieron, entre otros, El reposo del fuego (1966), No me preguntes cómo pasa el tiempo , (1970), Irás y no volverás (1973) Miro la tierra (1987), Ciudad de la memoria (1990), El silencio de la luna (1996), La arena errante , (1999) o Siglo pasado (2000). Es autor de las novelas Las batallas en el desierto y El principio del placer , así como las antologías poéticas Tarde o temprano , Alta traición y Los elementos de la noche .

Estudió en la Universidad Autónoma de México e inició sus actividades literarias en la revista Medio Siglo que prosiguió en diversas publicaciones. Forma parte del grupo de investigadores del Centro de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia y es un especialista de la literatura mexicana del siglo XIX. Entre sus investigaciones cabe destacar En torno a la cultura nacional y Belleza y poesía en el arte popular mexicano .

José Emilio Pacheco se ha convertido en el cuarto escritor mexicano en ganar el premio tras Octavio Paz, Carlos Fuentes y Sergio Pitol. Asimismo, sucede al novelista catalán Juan Marsé, último ganador, y cumple la norma no escrita sobre la alternancia en el galardón entre autores españoles y americanos. De los 35 autores premiados en las 34 ediciones del Premio Cervantes falladas desde 1976, 17 son americanos y 18 españoles.