Oroza ya rapeaba su poesía en 1965

CULTURA

El rapsoda gallego estrena un espectáculo audiovisual que incluye el videopoema «Eléncar» y una grabación musical realizada junto a Pedro Ruy-Blas

12 nov 2009 . Actualizado a las 11:48 h.

Un incansable perseguidor de palabras recorre continuamente las calles de Vigo, empujado por la creencia de que las palabras sueñan que las nombren. Es Carlos Oroza, «el último gran poeta en lengua castellana». Un rapsoda que se niega a recluir la poesía en las páginas de los libros.

Su devoción por la oralidad le ha llevado ahora a concebir, junto al artista vigués Carlos Vilas Bugallo, un espectáculo multimedia en el que repasa conocidos poemas suyos, como Alicia , Malú o Eléncar . La primera experiencia se desarrolló en el Centro Cultural de Caixanova; en el antiguo teatro Rosalía de Castro, que en su día era el santa santórum del cine de arte y ensayo en Vigo. Arte y ensayo llevado a la poesía, de la mano de la pintura, la música y el vídeo.

El resultado es un espectáculo sobrecogedor, que tiene como principal protagonista al poeta, pero que añade una vanguardista arquitectura escénica. Una abstracción pictórica de Carlos Vilas Bugallo proyectada sobre la pantalla del teatro centra la atención del espectador, mientras la voz, grababa, de Oroza recita: «Alicia anduvo recorriendo toda la ciudad. Y fue a los stops y a los anuncios publicitarios. Y todos los anuncios y los stops. Y la luz piloto de los coches estaban ocupados por las frentes que deliraban de dolor».

La tensa música de Massive Attack sirve de partitura al seseo de Oroza y a la soledad de Alicia. Y aparece el poeta ante su atril. A media luz. Con la voz quebrada, y con un ritmo propio de un cantante, Oroza revive Eléncar , un poema publicado en 1974, que sirve de eje central al espectáculo.

Poeta «crooner»

Pero la velada deparaba el estreno del videopoema Eléncar , que Carlos Vilas Bugallo supo dotar de tensión expresionista, con sus juegos de músicas e imágenes. El artista vigués recuperó imágenes desechadas por Dreyer para su Juana de Arco . El dramatismo extenúa al espectador. Mientras Oroza se harta de repetir las incapacidades de su Eléncar, la cara de Juana de Arco deja sin respiración al oyente durante los quince minutos de la videocreación.

No faltó la inigualable ternura con la que Oroza pronuncia el nombre de Poe en América : «Y Poe estaba americando. Y Poe llevaba un bicho que había salido de su boca. Y era Poe, Poe, Poe. Poe haciendo ruidos en el agua. Poe besando por el alma de la playa».

Pero el recitador de palabras no se limitó a permanecer ante el atril. Cogió el micrófono, como si se tratase de un crooner , y recordó a Malú en una versión doblada por su propia voz, pregrabada al ritmo de la música de Pablo G. Seoane. «Intento traslucirme, Malú, para llegar contigo. Y no hay apoyo vital para afirmarme».

Sentido escénico

La traca final fue sorprendente. Carlos Oroza rapeando Malú al ritmo tribal de Pedro Ruy Blas y el grupo Eclypse. Claro que se trataba de una grabación del año 1965, cuando el rap todavía no estaba reconocido como estilo musical. Aquella experiencia «psicotrónica» quedó capturada en una grabación del sello Ariola, y en el espectáculo de Vigo obtuvo la complicidad de las palmas de los espectadores, que liberaron así la tensión acumulada en los momentos previos.

Carlos Oroza vive la poesía a tiempo total, y la muestra con la naturalidad de quien la tiene por esencia. Si su arte está reconocido en todo el país, no menos plausible es el trabajo realizado en torno a su figura por el artista vigués Carlos Vilas Bugallo. «Soy consciente de que el protagonista del espectáculo es Oroza; solo pretendo dotarlo de un sentido escénico», afirma Vilas Bugallo, que colabora con el poeta desde hace años.

En las próximas semanas, el espectáculo podrá ser visto en otras localidades gallegas. Una cita que nadie debería perderse porque todos los elementos sorprenden. Aunque solo la presencia de Oroza sería suficiente.