«Galicia es una plaza complicada»

ANA RODRÍGUEZ

CULTURA

Pereza quieren que les oigan pero también oírse. Por eso van a recintos más pequeños en la gira de presentación de su disco más acústico, «Aviones». Mañana estarán en A Coruña.

06 nov 2009 . Actualizado a las 19:06 h.

Les han llamado roqueros de boutique. Y roqueros venidos a menos. Y pijos. Y ñoños. Se han reído de su sobreestudiada apariencia. Y los han criticado por abandonar unos ideales para venderse en cualquier escaparate comercial. Lo hicieron, y lo hacen, los mismos que los aclamaban en sus inicios en locales y garitos alternativos. «Yo no quiero entrar en este debate porque es un aburrimiento, pero aquí en España, cuando alguien se hace popular, hay un sector que lo convierte inmediatamente en vulgar». El que se defiende es Leiva (José Miguel Conejo Torres), la mitad de Pereza, que mañana llegará al Coliseo coruñés en su gira más íntima. Para recibirlos como ellos quieren, se ha reducido el aforo a 3.000 personas.

-Parece que todos los grupos, llegada cierta popularidad, huyen de aglomeraciones...

-No es huir de nada, es hacer nuestra música y oírnos bien, hacer un rollo más íntimo, tratando de cuidar más el sonido. No sé cómo explicarlo. Como si a un atleta le llega el momento en que le apetece correr por un terreno que no le haga daño. Es que cuando empiezas a tocar en sitios grandes o en recintos deportivos, si te gusta la música, llega un momento en que te quema un poco y lo que te apetece es escucharte bien y dignificar un poco tu disco en directo. No es que no vayamos a tocar más en un polideportivo, pero si me puedo permitir el lujo de hacerlo también en sitios bonitos y que suenen bien, pues lo haré. Para mí eso es el éxito. Poder elegir.

-Supongo que habrá cambiado todo mucho. De que te manden de un escenario a otro a poder elegir y decir no.

-Nosotros siempre hemos elegido nosotros, pero te tenías que ceñir a lo que había. Lo nuestro ha sido una progresión lógica. Primero en garitos, luego en clubes, pasas después a salas y ahí vas aprendiendo que no vale todo, que no vale tocar en cualquier sitio, de cualquier manera... Y si tienes que tocar menos para hacerlo mejor, pues lo haces, que esto es una carrera de fondo.

-¿Y el público qué piensa?

-Pues fíjate que estábamos preocupados de cómo iban a responder, porque Aviones era un rollo más reposado y los críticos entraron en el debate ese de si rock o no rock. Pues por ahora es el disco que mejor está funcionando. Es flipante que la gente vibre con las canciones nuevas más que con las antiguas porque siempre piensas que no vas a poder superar sus emociones antiguas con emociones nuevas.

-O sea, que suma y sigue en esa carrera de fondo.

-Y a veces resta. ¿Sabes qué pasa? Yo creo que hay otro rollo ahora con nosotros. Viene gente nueva, gente mayor, y se ha ido otra, la estacional. Este disco nuevo está siendo como una limpieza. Se quedan solo los que quieren de verdad.

-Parece que está defendiendo su músicas. ¿De qué?

-No es una defensa. Es respeto. Las cosas son verdad o son mentira y ya está. Y hay que tener mucho cuidado con los fenómenos que suben a todo trapo, pero de repente bajan. Hay que respetar también al público. No les puedes vender una moto y que se la coman, porque a lo mejor se la comen un verano, pero al verano siguiente ya nadie se acuerda de ti. Hay que hacer más canciones para emocionarse uno y después emocionar al que las escucha.

-¿Y a usted qué es lo que le emociona?

-Primero, creo que hay que desmitificar mucho todo eso de la inspiración. Yo, personalmente, compongo en mi casa sin estar mamado ni nada. Y cuento lo que me pasa. Trato de ahorrarme un psicoanalista. Para nada pretendo cambiar el mundo con mis canciones.

-Laboratorio Ñ, en donde también estaban Xoel López o Iván Ferreiro, ¿fue una forma también de desmitificar la música?

-Iván y yo somos amigos desde mucho antes de Laboratorio Ñ. Y a Xoel lo conocí cantando en el Siroco. Todos estábamos en lo mismo. Y lo de marcharnos a Argentina a hacer música juntos sí, en parte fue como una limpieza de prejuicios bastante grande porque no todos veníamos del mismo rollo ni escuchábamos lo mismo. Y salieron cosas bastante bonitas. Con los dos voy a seguir colaborando. Los respeto muchísimo a esos dos galegos.

-Y al público «galego» ¿cómo lo ve?

-Pues ha sido también una cosa de poquito a poquito. Empezamos en el Mardi Gras hace 8 o 9 años con cositas pequeñas y mira ahora. Pero el público gallego no regala nada y eso me gusta. Es serio y cuando sale bien te aplauden. Si sale bien un concierto en Galicia es el mejor concierto de la gira.

-La venta de entradas en el Coliseo va muy bien, no hace falta ese peloteo...

-No, si lo digo para bien y para mal, porque cuando te sale mal, la gente te lo demuestra. No pasa como en otros sitios, que el público es más estándar, te aplaude y ya está. Galicia, en ese sentido, es una plaza complicada.

-¿Escapaban del éxito cuando volvieron a Argentina a presentar «Aviones» como un grupo desconocido?

-Tampoco fue ir en plan desconocidos. Nos apetecía salir y nos fuimos allá, sin apoyos y sin nada, y fue como empezar otra vez de cero, desde abajo. Y eso alimenta un montón de cosas y te devuelve también un montón de cosas que ahora no tienes.

-¿El anonimato?

-A mí eso no me agobia. Yo hago vida normal, la gente no grita por la calle al verme. Tengo una fama relativamente cómoda, y eso que la pérdida del anonimato te descoloca un poco. Que alguien sepa mi nombre y yo no sepa quién es es algo complicado para la cabeza. Pero, claro, si llenas Las Ventas no puedes bajar y pretender ser un desconocido. No nos vamos para que no nos agobien, pero sí para recuperar cosas que aquí no tienes. Y se crea una cosa muy divertida, una especie de doble vida, porque allí somos un grupo underground, tocamos en clubes, vienen los entendidillos a vernos...

-Y aquí en cambio ha dicho que los «entendidillos» hacen como que Pereza no existe.

-Es que aquí es habitual que cuando gustas a mucha gente se te tache de vulgar. Y no es justo para muchos grupos. Porque es lógico que, cuando haces música, llega a muchos sitios. Tú no eliges adónde, y eso es lo maravilloso de la música. Y nosotros hemos seguido una evolución normal, no nos hemos saltado ningún curso de la EGB, y todo lo que tenemos, para bien o para mal, nos lo hemos ganado. Tú mira a Amy Winehouse, que tiene un talento desbordante y molaba un montón, era de lo más cool hasta que empezó a vender a saco. Entonces ya se convirtió en un bodrio. Pues, listillos, que sepáis que es la misma y que hace lo mismo que hace ocho meses. De todas formas, quiero dejar ya este debate. Antes sufría mucho, pero ahora ya no me preocupa esa supuesta autenticidad, entre otras cosas porque creo que no hay nada más auténtico que coger la furgoneta y girar.

-Ha tocado con Calamaro y ahora compone con Sabina. ¿Está más cerca ese deseo de fichar a Slash?

-Eso es un vacile. Y es verdad que lo de Calamaro y Sabina fue genial. Pero supongo que si nos ponemos a flipar me haría muchísima ilusión pasar una tarde de charla en el local de estudio de Serrat.

-Leiva le viene de Leivinha. ¿Sigue jugando al fútbol?

-Sí. Es que yo iba para futbolista, pero me lesioné y lo tuve que dejar. Pregúntame si quieres qué me haría más ilusión, si jugar en un estadio o tocar en un estadio.

-¿Qué le gustaría más, tocar en un estadio o jugar al fútbol en un estadio?

-Pues la verdad es que no sabría responder a esa pregunta.