Fallece a los 103 años Francisco Ayala, la conciencia del siglo XX

Tomás García Yebra

CULTURA

El escritor mostró su maestría en una extensa obra que incluye la novela, el relato y el ensayo

04 nov 2009 . Actualizado a las 10:51 h.

«Me puedo morir tranquilo porque todos los problemas de mi vida los solventé con honradez». Con esta frase, pronunciada en el 2006 -semanas antes de los actos conmemorativos de su centenario-, Francisco Ayala se despedía del mundo. Ya solo faltaba que «bajase el telón», como acostumbraba a decir. Y el telón se bajó ayer. El escritor granadino, que gozaba de una mala salud de hierro, falleció a los 103 años en su domicilio de Madrid. En agosto sufrió una bronquitis de la que no se pudo recuperar. «El debilitamiento de sus facultades físicas fue a más y se acentuó en las últimas semanas», informó el presidente de la Fundación Ayala, Rafael Juárez. La capilla ardiente del escritor quedó instalada en el tanatorio del parque de San Isidro. Su cuerpo será incinerado hoy en una ceremonia privada.

Un escritor muy premiado

Premio Cervantes, Príncipe de Asturias de las Letras, académico de la Española, Ayala fue la conciencia de un siglo, un escritor que «ha dado una visión importantísima de nuestro siglo, con un recorrido muy amplio por las distintas formas de la escritura», según palabras de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.

Último superviviente de la Generación del 27, fue un autor castigado por el franquismo (tuvo que abandonar su cátedra de Sociología en la Universidad Complutense). Tras su regreso a la España democrática, después de un largo exilio por Argentina, Puerto Rico y Estados Unidos, le llovieron los honores y reconocimientos. A los ya citados hay que sumar el Premio Nacional de Narrativa (1983), el Nacional de las Letras Españolas (1988) o el de las Letras Andaluzas (1990). En su extensa bibliografía hay títulos que abarcan casi todos los géneros. Entre ellos están los conjuntos de relatos Los usurpadores (sobre el ansia de poder) o La cabeza del cordero (ambientados en la Guerra Civil). También escribió novelas como Muertes de perro (una denuncia de las dictaduras), El fondo del vaso (continuación de la anterior) o El hechizado , entre otros títulos, donde se acerca al mundo de su admirado Franz Kafka.