El Museo Thyssen ofrece la exposición más erótica del año

Tomás García-Yebra

CULTURA

20 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, estaba exultante. Necesitaba un chute de este calibre para recobrar la ilusión y la autoestima. «Ha habido exposiciones anteriores que no han logrado alcanzar las expectativas», reconoció Solana. «Fallos míos, dudas, conflictos internos, todo eso hizo replantearme el futuro al frente de este museo; y me dije: hay que arriesgar».

El resultado, tras año y medio de trabajo, son las Lágrimas de Eros , una muestra «de alto voltaje» que incluye 119 obras, entre pinturas, esculturas, fotografías y vídeos. «Hemos hecho una selección subjetiva, como no podía ser menos, de los principales mitos, tanto cristianos como paganos», precisó el director artístico de la pinacoteca y comisario de la muestra. «Aquí, el doctor Freud se hubiera encontrado a sus anchas».

La exposición se abre a todas las orientaciones y recovecos del deseo: la mirada masculina y la femenina, lo heterosexual y lo homosexual, el vouyerismo , el exhibicionismo, el sadomasoquismo, el fetichismo, el canibalismo, el vampirismo o la necrofilia.

Todas esas variantes ilustran «el gran repertorio de los mitos de Eros, tanto los que proceden del Olimpo grecorromano como los que vienen de la Biblia», explicó Solana. «La exposición repara en la pervivencia de estos mitos y, a la vez, su transformación en la época moderna, dotándolos de nuevos sentidos más perversos».

Tormentas de la pasión

A través de las diversas épocas y medios artísticos, el espectador verá reaparecer una y otra vez los diferentes símbolos de las tormentas de la pasión: las lágrimas, la ola, la espuma del mar, la cabellera, la serpiente, las ataduras con cuerdas o cadenas. El recorrido se centra en el arco que va desde el romanticismo al simbolismo y de este al surrealismo y al arte actual, con incursiones y flasbacks en el renacimiento y el barroco. Algunas de las piezas que se exhiben son Mujer en las olas (1868), de Gustave Courbet; Lágrimas (1932), de Man Ray; El nacimiento de Venus (1907), de Auguste Rodin; El pecado (1893), de Franz von Stuck; Nastassja Kinski y la serpiente (1981), de Richard Avedon; Magdalena penitente (finales del XVII), de Luca Giordano, o Desnudo caído (1986), de Avigdor Arikha.

Bloques temáticos con el nacimiento de Venus, Eva y la serpiente, las tentaciones de San Antonio, el martirio de San Sebastián (utilizado por la comunidad gay como uno de sus símbolos) o la Andrómeda encadenada recorren las salas del museo. Nastassja Kinski y Raquel Weisz (protagonista de Ágora ), las dos enroscadas en sendas serpientes pitón, son dos de las imágenes más potentes de la muestra. «Estamos ante una visión coral del amor, del desamor y del lado oscuro del deseo sexual», dijo Solana. Si la primera parte de la exposición -la que acoge el palacio de Villahermosa- explora los peligros mortales de Eros, en la segunda parte -la que se exhibe en la Sala de Alhajas de la Fundación Caja Madrid- es la muerte misma la que se ve erotizada.

Por otra parte, el Thyssen, como anunció fechas atrás, venderá preservativos en su tienda de merchandising . La caja de tres profilácticos -ilustrados con la imagen de Adán y Eva- cuesta 3,5 euros.